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sábado, 21 de febrero de 2009

Los sectarios

El pequeño Elías era sin duda un niño especial. Producto de un encuentro casual de su ingenua madre y su oportunista padre, Elías nació 8 meses y 24 días después de la noche del 1 de abril de 1985. El clima no ayudaba demasiado, apenas si podía caminar Cristina, lidiando con esa panza bajo la intensa lluvia. Pero la insistencia de sus padres en asistir a la misa de noche buena supero las terribles contracciones que la aquejaban. El plato de esa noche seria un pollo de cuero amarillento, criado a maíz y apartado del resto. Sin saberlo, su destino estaba escrito. Disfruto las últimas semanas de vida en la comodidad de una jaula propia, sobrealimentado, y bajo la mirada envidiosa de los otros plumíferos. La costumbre indicaba cenar temprano, brindar y acostarse, el insólito ritual de los saludos vendría el 25 por la mañana, ya que la noche los encontraría descansando desde temprano. No así esa noche, que pasadas las once Cristina anuncio a su padre la llegada de Elías. Sus padres la dejaron en el hospital y luego se marcharon nuevamente hacia la estancia, tal desprecio era fruto de la naturaleza de su embarazo.
1 de Abril de 1985, Cristina es invitada al cumpleaños de su mejor amiga. Era la primera vez que la joven iría sola hasta el pueblo, por la insistencia de su madre y contra la voluntad de su padre. Un auto detuvo su marcha en la puerta de la estancia, Cristina subió entusiasmada, arriba la esperaba su mejor amiga y entre otros jóvenes el futuro padre de su hijo. La ingenua Cristina cayo bajo lo encantos de German, un mecánico 5 años mas grande que ella. Al llegar al cumpleaños y luego de un protocolar ritual de miradas sugestivas y sonrisas, German logra su cometido.
Cristina pasa la noche del 25 de Diciembre de 1985 en el hospital del pueblo. Una noche fatídica, la partera estaba, naturalmente festejando con su familia la natividad, cuando fue avisada de la emergencia. Mientras tanto, Cristina fue asistida por algunas enfermeras que con buena voluntad solo complicaron el parto.
Digo que Elías fue un niño especial porque, luego de la muerte de sus padres, Cristina jamás practicó la religión. Sin embargo el pequeño pasaba las noches memorizando versículos de la Biblia, que luego exponía ante sus compañeros de escuela. Esto pasaba casi inadvertido para su madre, ya que por cuestiones laborales tenia poco tiempo para verlo. Se consolaba con no hacerle faltar nada, mientras complementaba la ausencia de su padre con reiterados amantes.
Impermeable a la muerte de su madre y con padre completamente ausente, Elías termina sus estudios en la gran ciudad donde consigue un buen trabajo en un bufete de abogados. Es allí donde conoce su esposa con la que tiene su primer e único hijo. Nunca fue un individuo social, siempre convivió con la certidumbre de morir solo si alguna vez se distanciara de su esposa. Algunos conocidos y compañeros de trabajo con los que compartía esos efímeros pero necesarios rituales masculinos.
Primera caída.
La comida sobre la mesa, y la sorprende ausencia de su mujer. Las reuniones a veces se prolongaban un poco mas de lo esperado. De cualquier manera sus escapadas de domingo por la noche nunca impedían ser bien recibido por su esposa con la mesa servida y dispuesta a compartir la cena. Este domingo fue diferente, incluso la reunión había sido diferente, en algunos momentos de distracción pudo observar a un pequeño grupo hablando a espaldas del resto en un lenguaje que a juzgar por los escasos sonidos y la gesticulación parecía Esperanto. El lunes por la mañana su esposa lo ultimo con la noticia del divorcio, en el contestador una voz femenina adjudicándole un romance. Comida de microondas y cajones vacíos, lo esperaban por las noches.
Segunda caída.
No era un buen momento para que le asignen unos de los casos más importantes del buffet. Su cabeza deambulaba en la imagen de su esposa, en la imposibilidad de aclarar la situación. Decirle la verdad seria sepultar años de secretos, defraudar los orígenes del culto. Una muy mala jugada del destino, hizo que justo en este momento tuviera que tomar este caso. Con un pésimo desarrollo el juicio se veía claramente en contra de su defendido, la suerte no lo acompañaba. Sus testigos se caían y quebraban, el juicio parecía montado par arruinar su carrera. En el fondo los socios observaban el penoso desempeño de Elías, juzgados por la mirada de su defendido que veía la cárcel como la mejor de las opciones. La sentencia podría ser apelada, pero no así la decisión de los socios de prescindir de Elías.
Tercera caída.
Misteriosamente su mujer e hijo desaparecen. Nadie vio absolutamente nada. Lo ultimo que se sabe es que ella salio con el pequeño hacia el trabajo y nunca llego. Se desestimo la idea de secuestro al pasar algunos días sin pedido de rescate, se hablo también de un red de prostitucion, y hasta que huyo junto con su nueva pareja. La verdad es que Elías para este momento estaba despedazado. Completamente solo, sin trabajo y con la reciente perdida de lo último que tenía en la vida, su pequeño hijo.
Domingo por la tarde, se dirigió hacia el local de sombreros. En la puerta, un pañuelo violeta anunciaba un sacrificio. Momento nada agradable de presenciar, ya que generalmente se torturaba al sacrificado durante horas antes de concederle la muerte como un regalo divino. Mientras bajaba las escaleras hacia el sótano no podía mas que pensar en su esposa e hijo, donde estarían y la macabra posibilidad de que estén muertos. La habitación completamente vacía, algo insólito, miro su reloj y era la hora indicada. Desconcertado regreso a su casa, un imán parecía atraerlo lentamente hacia la cama donde seguramente pasaría algunos días. No se sorprendió al abrir la puerta y encontrar los discípulos reunidos en su casa, el traje violeta confirmaba el sacrificio. Repaso las tres caídas, cada una más fuerte que la anterior. Lentamente se saco la ropa y desnudo camino hacia el centro del living. El ritual comenzó, lo azotaron cruelmente, clavaron sus manos y pies, y colocaron una corona de alambre púa que giraban constantemente. No hubo gritos de dolor, solo extrañas palabras recordando su nacimiento aquella noche buena de 1985. Luego la liberación.
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1 comentarios:

  1. Kantauri:
    Me encantó este cuento. Lo dotaste de muchísimas imágenes tácitas, y sin embargo ellas lo visten y convierten en un relato fascinante y espeluznante.
    Felicitaciones!

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"Solo tengo dos certezas: la de la ansiedad de lo absoluto que hay en mi y la imposibilidad de volver el caos del mundo a un orden racional" Albert Camus

Item Reviewed: Los sectarios Rating: 5 Reviewed By: Anónimo