Las diferencias son el paisaje mas
común de la vida, todos somos una minoría formada por nosotros
mismos y nuestra única manera de ver el mundo. Somos producto del
momento histórico, el lugar, la familia, la comunidad, el país, el
idioma y las creencias en las cuales nos desarrollamos durante toda
nuestra vida.
A pesar de ello, sabiendo que somos
únicos y diferentes al resto de los mortales; también hemos
aprendido, entre tantas cosas, los malditos prejuicios sobre todo lo
que no sea igual o lo mas parecido a uno mismo. Entre parecidos nos
juntamos por creencias religiosas o políticas, por nacionalidad, por
el color de piel, por estrato socio económico, por el saber, por el
deporte, por los gustos, por la sexualidad, por trabajo, etc. Y
contradictoriamente nos volvemos sectarios y combatimos todo aquello
que no es parecido a nosotros, a pesar que ni aquellos que creemos
parecidos se nos parezcan en nada.
Todo ese nauseabundo sectarismo propio de cada Cultura es
compartido por TODA LA HUMANIDAD SIN EXCEPCIONES. Solo nos diferencia
el grado en que nos molesta a cada uno lo “diferente”. Algunos se
acostumbran, pero otros no se acostumbran para nada. Es más: su
felicidad radica en la potencial eliminación de todo lo que crea
“diferente” siendo capaz de tomar acción directa, indirecta o
por omisión.
Así se desarrolló prehistórica e
históricamente la humanidad.
Si fuera cierto que hemos evolucionado,
no tendríamos los problemas antiquísimos que sufrimos como
humanidad. Para colmo de males, una ciencia social como la Historia
se ha dedicado mas a la desvirtuación propagandística de los hechos
que a estudiar los mecanismos por los cuales han acaecido
aberraciones genocidas para evitar que ocurran otra vez. O sea, la
Historia no “educa para la tolerancia y la integración” solo
profundiza los prejuicios y odios subyacentes con juicios de valor acordes a la ideología dominante de turno. No puede llamarse
Historia al “juicio de valor sobre hechos pasados”, para eso
existe la Justicia que juzgó o juzga los hechos como correctos o
incorrectos.
Si la historia se repite, es
simplemente porque nunca ha habido intención de que no se repita.
Solo se cambia la apariencia de lo mismo que sucede hace milenios. No
existe una “educación” para la integración, para la tolerancia
y el respeto, solo existe un camaleónico e hipócrita vocabulario
para no llamar a las cosas por su verdadero nombre y evitar
autocríticas que inevitablemente resultarían en una verdadera
“evolución y progreso”.
Mal que nos pese, se continúa y se
profundiza el proceso de intolerancia que surgió desde los primeros
habitantes del planeta.
Excelente articulo amigo Gabriel. Hasta que no se entienda y acepta que todos somos tan solo diversificaciones de una misma cosa, el hombre, nada cambiará al respecto....
ResponderEliminarAbrazos.