CAMBIO CLIMÁTICO: 'EL SOL ESTÁ CADA VEZ MÁS CERCA DE NUESTRAS CABEZAS'
15/12/2009
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Con esta sencillez nos lo cuenta Mohamed Al Karim, un pastor nómada tamashek del norte de Malí. Con discursos más grandilocuentes lo expresaron la semana pasada en Copenhague jefes de estado y de Gobierno durante la cumbre sobre cambio climático. Hoy es indiscutible que todo esto ha dejado de ser ciencia ficción: ya estamos viendo los efectos del cambio en muchos lugares del planeta y muy especialmente entre los pequeños agricultores más pobres. Una delegación de Acción contra el Hambre llevó la voz de Al Karim hasta Copenhague para explicar a los mandatarios allí reunidos por qué el cambio climático está aumentando la desnutrición.
“¿Y qué pasa con la lluvia?” Después de las preguntas sobre la familia y el rebaño, ésta es la tercera cuestión fundamental de cualquier saludo de los tamashek. Como para muchos malienses, los medios de vida de este grupo nómada se basan en la agricultura para el ganado. Han adaptado su modo de vida durante miles de años al ambiente específico y características climatológicas de la región, pero esto está cambiando.
“Durante los últimos 5 años, las lluvias se han hecho cada vez más impredecibles, y cada año llegan más tarde”, explica Arahmat, cuya hija de 7 meses recibe tratamiento nutricional terapéutico en uno de los centros de salud pública en Gao apoyados por Acción contra el Hambre y financiados por la cooperación británica (DFID). “Sin lluvia, no hay pastos para nuestros rebaños y nuestros animales mueren”, asegura. “Cuando las lluvias llegan, el ganado está tan débil que los animales caen enfermos y mueren. Estamos cansados de desplazarnos en busca de pasto verde y de agua. Nos estamos quedando sin comida”.
La mayoría de personas en la región ha perdido al menos la mitad de su ganado, “incluso camellos y asnos, los más resistentes”. Precisamente la calidad nutritiva de la leche del ganado había conseguido mantener en buen estado de salud a los niños de estos pueblos nómadas y pastores. La especulación en los mercados también ha hecho esta vez de las suyas: ante la falta de pastos, los tamashek se han visto obligados a comprar forraje para sus animales, pero han encontrado su precio multiplicado por cuatro. Vender tampoco es una buena solución: “En el pasado, contábamos con vender a nuestros animales para comprar sorgo y mijo para comer cuando las cosas iban mal”, dijo Arahmat. “Pero este año el precio de los animales ha tocado fondo. Ya no podemos venderlos, o los vendemos por casi nada. Vendimos cinco cabras por un saco de mijo, cuando normalmente costaría una sola cabra”.
Con el ganado como única fuente de ingresos, los agricultores han acabado en una situación precaria donde el hambre gana terreno cada día. Las familias ya no pueden contar con la nutritiva leche de los animales para alimentar a sus hijos, y son los más jóvenes los primeros que sufren. Ante esta emergencia, los niños desnutridos como Alhousna están recibiendo alimentos terapéuticos altamente nutritivos para restablecer su salud. Arahmat y otras familias también reciben mijo y aceite para frenar la crisis y prevenir la emergencia de más casos de desnutrición.
Historias como las de los tamashek lo tienen muy difícil para llegar hasta los sillones de las grades cumbres internacionales. La Red Internacional Acción contra el Hambre trata de hacer oír sus voces, reivindicando a la comunidad internacional que se tengan en cuenta los efectos del cambio climático sobre el hambre y la desnutrición.
www.accioncontraelhambre.org
MAD EN EL 2008 , ENTRAMOS EN OTRO CARRIL DE GRAVITACION HASTA EL 2013 . ESA AGENCIA ES ASISTENCIALISTA . NO SIRVE GENEREN MUTUALES
ResponderEliminarCON PROYECTOS A FUTURO EMANCIPADOR NO A DEPENDIENTES