Tartagal. Empezar de nuevo......

Por: Erlan Isaac Saucedo Coca

Yo le tenía miedo a la oscuridad.

Hasta que las noches se hicierón largas y sin luz.

Yo sentía rechazo por los Salteños y por los Porteños.

Hasta que me dieron abrigo y alimento.

Yo elegía cuidadosamente mi comida, hasta que tuve hambre y el ejercito me alimentó.

Yo desconfiaba de la tez cobriza. hasta que un brazo fuerte me sacó del lodo.

Yo no era muy católico, hasta que Cáritas me calzó y vistió.

Yo le tenía miedo a los piqueteros, hasta que me ayudaron a sacar el barro de mi casa.

Yo no era evangelista, hasta que un pastor me brindó palabras de esperanzas.

Yo sentía rechazo por los judios, hasta que le dierón medicamento a mis hijos.

Yo creía haber visto muchas cosas, hasta que ví mi pueblo deambulando sin rumbo por la calle, ante una falsa alarma.

Yo no quería al perro de mi vecino, hasta que aquellá mañana lo sentí llorar hasta ahogarse.

Yo no me acordaba de los ancianos, hasta que tuve que participar en su rescate.

Yo desconfiaba de los policias, hasta que cuidarón lo que quedó de mi casa y lo que quedó de mis cosas.

Yo no sabía cocinar, hasta que tuve frente a mí una olla de arroz y niños con hambre.

Yo creía que mi casa era más importante que las otras, hasta que todas quedarón cubiertas por el alud.

Yo estaba orgulloso de mi nombre y apellido, hasta que todos nos transformamos en seres anónimos.

Yo casi no escuchaba radio, hasta que fue la que mantuvo viva mi energía.

Yo criticaba a los bulliciosos jovenes estudiantes, hasta que de a cientos me tendierón sus manos solidarias.

Yo miraba con malos ojos a los gendarmes, hasta que tuve sed y me dieron agua.

Yo estaba bastante seguro de cómo serían mis próximos años, pero ahora no tanto.

Yo no recordaba el nombre de todas las provincias de mi país, pero ahora las tengo todas en mi corazón.

Yo creía que la escuela solo era para para los estudiantes, hasta que cobijarón a mi familia e hicierón sentirme cómo en mi casa.

Yo no tenía buena memoria, tal vez por eso ahora no recuerdo a todos, pero tendré igual lo que me queda de vida para agradecer a todos.

Yo no te conocia. Ahora eres mi hermano.
Teníamos un rio.Ahora somos parte de él.
Ya salió el sol, es de mañana.

Gracias a Dios, vamos a empezar de nuevo.

Alvaro Leiva Literatura Sociedad 21:20:00