De pronto la luz se enciende.
Que carajo estas haciendo,
otra vez estas escribiendo
esa mierda. Se desprende
como un haz, en la oscura
habitación, el fuego de su mirada.
Termina con la pavada,
yo te voy a curar la locura.
Ya le dije a tu madre
que no te mande al psicólogo,
que saque para el traumatólogo
porque va a ser “padre”
la paliza que te voy a dar.
Estas todo el día boludeando,
te la pasas escribiendo
mariconeadas. Que la luna, el mar,
las flores y hablas del amanecer.
Yo, de eso te puedo contar
que a las seis entro a laburar
para que no les falte de comer.
Así que queres ser escritor,
quien te metió eso en la cabeza,
no ves que no hay mas que pobreza
a todo tu alrededor.
La familia no necesita un poeta,
un haragán que divague
todo el día. Necesita quien pague
las cuentas. Sácate esa careta
de sensible y tira todos esos papeles
a la mierda, que mañana hay que laburar.
El padre, satisfecho se fue a acostar,
el joven guardo los poemas, humildes laureles
que, en su juventud, supo conseguir.
Ella lo estaba esperando
fría entre el terciopelo, sabiendo
con certeza lo que iba a ocurrir.
Kantauri...
Que carajo estas haciendo,
otra vez estas escribiendo
esa mierda. Se desprende
como un haz, en la oscura
habitación, el fuego de su mirada.
Termina con la pavada,
yo te voy a curar la locura.
Ya le dije a tu madre
que no te mande al psicólogo,
que saque para el traumatólogo
porque va a ser “padre”
la paliza que te voy a dar.
Estas todo el día boludeando,
te la pasas escribiendo
mariconeadas. Que la luna, el mar,
las flores y hablas del amanecer.
Yo, de eso te puedo contar
que a las seis entro a laburar
para que no les falte de comer.
Así que queres ser escritor,
quien te metió eso en la cabeza,
no ves que no hay mas que pobreza
a todo tu alrededor.
La familia no necesita un poeta,
un haragán que divague
todo el día. Necesita quien pague
las cuentas. Sácate esa careta
de sensible y tira todos esos papeles
a la mierda, que mañana hay que laburar.
El padre, satisfecho se fue a acostar,
el joven guardo los poemas, humildes laureles
que, en su juventud, supo conseguir.
Ella lo estaba esperando
fría entre el terciopelo, sabiendo
con certeza lo que iba a ocurrir.
Kantauri...
Que belleza........el poeta guardó los escritos.....otro con un padre así los rompe.....mete miedo ese hombre.....
ResponderEliminarGracias Kanta.
Ambar...