Estaba parado en aquella esquina con la mirada fija en ese ventanal, la noche ocultaba su figura; en el piso 9 del edificio ella bailaba y su silueta estilizada parecía imitar el vuelo de las aves, sus brazos se agitaban despaciosamente imitando alas.
Las campanas de la vieja catedral le anunciaron la medianoche, su mirada permanecía absorta siguiendo cada movimiento, a veces hasta creía sentir la música que inspiraba a aquella bailarina.
Amaba la rutina de recorrer las calles con la ansiedad a flor de piel, la esquina era su palco preferencial, mas allá el bullicio llegaba a él como un eco lejano. Encendía un cigarrillo mientras aguardaba la tímida luz que ella encendería minutos mas tarde para iniciar en secreto su vuelo nocturno.
Era como una golondrina encerrada en una jaula de cristal, su cuerpo se deslizaba con gracia a través de cada acorde, por momentos sus manos se posaban sobre el gran ventanal y su cuello parecía quebrarse al elevar su rostro, aquel rostro que él no lograba ver.
Impostor de tiempos, espía inocente, ruiseñor enamorado de aquel ave nocturna, admirador cobarde... así se sentía. No obstante cada noche durante ocho meses seguía el mismo camino para llegar a ella sigiloso y sostener imaginariamente su cintura cada vez que sus largas piernas se elevaban en el aire.
Agosto la deprimía, los espejos la odiaban, estaba sola con su música y su baile, la luz del día era como una daga que penetraba en su pecho desgarrando su corazón sin piedad, y su cuarto... su cuarto era una cárcel donde morían lentamente sus anhelos de volar, de sentir el sol en su piel a la vez que atravesaba pequeñas nubes blancas de un cielo azul celeste.
Llegó con el corazón agitado, respiró profundamente y encendió el cigarrillo, ella vestía de otra forma, sobre su cuerpo desnudo una vestido amplio de tul caía bellamente sobre su piel, con el torso algo encorvado, su cabeza gacha y sus largos cabellos sueltos comenzó a mover sus brazos lentamente, dio un giro completo cayendo de rodillas con su espalda al ras del suelo, allí se quedó por unos instantes hasta que sus brazos retomaron el ritmo habitual.
Las campanas de esa medianoche le produjeron un sobresalto, había estado tan ensimismado mirándola, siguiendo cada movimiento, sufriendo su caída, que ni cuenta había tomado del tiempo; miró la catedral con el odio producido por lo que él sentía era una intromisión.
Volvió la vista y su corazón se paralizó, el ventanal estaba abierto, al borde de la cornisa su golondrina agitaba las alas; corrió con desesperación...
Agosto... una luna llena recortó su silueta en pleno vuelo, quiso elevarse mas no pudo, el vacío le sonreía socarronamente; unos metros mas allá el ruiseñor de la esquina continuaba la carrera con sus brazos extendidos...
que triste....... pero que lindo.......................
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Dan.
Dani, no sé escribir cosas alegres tal vez porque cuando estoy alegre no me siento inspirada, creo que escribo desde la tristeza y por eso salen así, tristes, besotes hermosa.
ResponderEliminaranhir
No hay tristeza, es sólo la vida que no sabemos vivir, nuestros miedos y cobardías, el no atreverse. ¿Cuántas bailarinas y tímidos observadores hay en la ciudad? ¿Cuántos se encuentran para volar juntos, entregados a la magia? Alguien dijo que para ser feliz hay que querer serlo. Nada más. Y nada menos.
ResponderEliminarExcelente relato, Anhir, pleno de profundo sentimiento y sensibilidad que no tienen nada que ver con la tristeza, sí con la condición humana.
¡Gracias!
Querido Lobo, gracias a vos por tus palabras, me place mucho que te haya gustado, te mando un abrazote.
ResponderEliminaranhir
aAnhir sencillamente !!!Hermoso!!!
ResponderEliminargracias
Muy bueno anhir,,es un placer leer lo que escribiste si bien encierra algo de tristeza y melancolia pero las palabras que dejas aca,me conquistaron,,saludos,aguila59
ResponderEliminarAnhir
ResponderEliminarCoincido con Lobo totalmente....nada queda por agregar
Que lindo leerte...y tenerte por acá
Gracias
Un beso
Alvaro
Mad amorsis! qué bueno que te guste! espero que a Patry también le guste jeje, besotes a ambos y gracias!
ResponderEliminarAguila59 para mí el placer es que me leas y encima te agrade, besos y gracias
ResponderEliminarAlvarito, gracias a vos, sí, coincido con Lobo, ah! no te creas que van a librarse tan fácil de mí jajaja, besos
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