Chorreando sangre

Por Santiago Varela (www.acciondigital.com.ar)
Yo entiendo que si el tren llega a horario no es noticia, pero si llega a la terminal, no frena y sigue por la ciudad arrasando todo a su paso hasta llegar, digamos, al obelisco... eso sí que es una noticia... ¡Un notición!
Pero últimamente algunos están exagerando un poco. No vamos a decir que cada día no haya más chorros, más violadores, más pibes que te meten tres balazos en la cabeza por algún motivo que ni ellos mismos saben. Es cierto, estas cosas pasan. Pero que un noticiero de televisión dedique el 80% de su tiempo a mostrar muertos, heridos, tipos con un buzo en la cabeza y declaraciones del familiar del occiso, del testigo del tiroteo y del vecino donde ocurrió el choque fatal, y el otro 20% a espectáculos y fútbol... me parece mucho.
Hay gente y organismos que están trabajando para dar soluciones a estas problemáticas y que les vendría muy bien tener un poco de pantalla para sumar adhesiones. Pero no. El dueño del noticiero prefiere poner al movilero que, con la mejor cara de compungido que pudo recordar del cursito de «Cien gestos y expresiones útiles para un reportaje», le pone el micrófono –con el logo– a la madre destrozada y le pregunta algo así como: «¿Qué se siente, señora, cuando se pierde un hijo?».
Personalmente me dan ganas de retorcerlo como un trapo de piso y después preguntarle: «Escuchame turro: ¿qué se siente más... ser tan salame o ser tan mercenario?».
No tienen derecho a preguntarle a una viejita jubilada a quien acaban de robarle unos pocos pesos que tenía ahorrados dentro de una lata, «¿Qué pensaba comprar con ese dinero?». Es muy perverso.
Decir que algunos noticieros son amarillistas es poco. Chorrean sangre. En casa tengo un balde debajo del televisor porque cada vez que paso con el zapping por un noticiero se me llena el parquet de sangre.
Eso sí, dedicarle el mismo tiempo de aire al cómplice del Sapito Galarza que a una reunión de presidentes de Latinoamérica donde se está gestando el futuro de la región, entre otras cosas para mejorar la calidad de vida y evitar que afanen a los jubilados, no. Eso no. De ese tipo de informes, poco.
Lo que sí podremos ver es el casamiento, o el divorcio, o ambas cosas de algún humanoide mediático, o los cachetes traseros de alguna vedette cachetuda, o un buen comentario pago sobre una película mala.
Pareciera que los espectadores debemos aprender que un noticiero no está para dar noticias. Está para que la gente lo mire y tenga rating. Igual que cualquier programa de entretenimientos. Como cualquier producto que se venda.
«Y si a la gente le gusta ver cómo el Malevo Ferreyra se voló la cabeza delante de las cámaras, se lo ponemos. Después de todo el tipo eligió eso». Sería el argumento de un jefe de programación. Jamás nos dirán, con tiempo y documentado, que el ex comisario quería evitar ir preso por violar los derechos humanos durante la dictadura militar. Eso, razonarían, no da rating.

Literatura Política y Economía Sociedad 21:36:00