Un descubrimiento científico había causado el mayor debate en la historia de la humanidad. Atrás habían quedado la vacuna contra el HIV y el hallazgo de moléculas de hidrogeno en uno de los anillos Saturno (esto permitió generar agua artificial y los primeros experimentos de colonización). Luego de ocho años el experimento, hasta entonces clandestino, se popularizo entre las clases más altas. Esto permitió que se agilizara mucho más la generación de un marco legal. Al cabo de unos años el parlamento había aprobado la ley. Sin embargo había un pequeño grupo de científicos que se oponían fervientemente a tal descubrimiento afirmando que traería como consecuencia la extinción de la raza humana. Quizás por envidia o por la simple motivación humana a oponerse a los cambios.
El descubrimiento data (según manifiesta el laboratorio) del año 2010, al parecer en plena guerra, ninguna nación estaba dispuesta a invertir dinero en este cuento. Tal es así que Einar Beagle, nacido en Ucrania y de padre ingles, se refugio en Islandia para seguir sus experimentos. Se enamoro de Lindsay Whitman, su ayudante, norteamericana hija de un senador con serias aspiraciones a Presidente. Si bien la historia oficial, que cualquiera puede encontrar en su pagina Web, afirma que los experimentos comenzaron con ratones, algunos habitantes afirman que se podía observar camiones del Sistema Penitenciario cargados de presidiarios. Leyenda urbana o no, cuestión, pasada la guerra Lindsay viaja a los Estados Unidos y pide apoyo económico a su padre. Einer y su ayudante viajan a Norteamérica a defender su proyecto ante varias empresas. Lo demás es por demás conocido. Un importante laboratorio hace algunas correcciones y comienza a desarrollar la técnica de Einer Beagle para la interpretación y manipulación del genoma humano. Se crea un departamento de Ingeniería genética en donde se comienza a atender algunas cuestiones básicas como la prevención de enfermedades en los fetos. Para este entonces ya se podía evitar el cáncer, la diabetes, el Alzheimer y hasta la caída de cabello. Estos servicios eran totalmente clandestinos, aunque, con la popularidad se produjo, luego, la aprobación del parlamento. Finalmente varias empresas adquirieron la licencia para
Einar Beagle se suicido en su casa de playa, en su carta de despedida desconocía a sus hijos (creados con el método Einer Beagle) también desheredaba a su esposa Lindsay, y alertaba a la humanidad de la extinción de la raza humana en cuestión de siglos. Afirmaba que la raza humana se había dividido por cuestiones socio-económicas en dos (los que podían acceder a este método de fecundación y los que no). El segundo grupo (y todos sus descendientes) estaba condenado al sometimiento, era notablemente inferior. Los niños de la nueva generación no se juntaban con estos, porque eran pobres, ignorantes y además malgastaban su tiempo en juegos que implicaban esfuerzo físico y cooperación con otros jugadores.
En cuestión de años lo que parecía ser un descubrimiento que cambiara positivamente los destinos de la humanidad termino por dividir (político, social, cultural e intelectualmente) a la población. Era demasiado tarde para tomar mediadas, ahora debían aceptar la presencia de dos raíces distintas de la raza humana, los primitivos seres humanos con sus detestables debilidades como el amor, el ocio, la música impura y sus ridículos rituales (el fútbol, el sexo, las reuniones familiares y las comidas calóricos, entre otros) y la nueva generación de seres humanos, llamados peyorativamente por los anteriores, como “Los Mejorados”.
Kantauri
Muy-muy bueno, Kantauri.
ResponderEliminarY no es inimaginable que lo que narrás pueda llegar a suceder en un futuro no muy lejano, de alguna manera...
La manipulación genética existe, es real. Para mi humilde opinión: aberrante, salvo en contados casos.
Excelente, no se porque pense en Lovecraft, besos
ResponderEliminarEl dilema de los avances de la ciencia y lo que el hombre hace con esos avances. Cada vez creo que valoramos más lo llamado "primitivo". Y tu texto me hizo pensar en eso.
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Kantauri: leía esta historia y mi memoria me traía los relatos de Ray Bradbury y de Isaac Asimov.
ResponderEliminarRealmene atrapante... Y me deja pensando otra vez: la paradoja de la ciencia como el martillo.