El preso Antonito

El preso

Antonito siempre estaba sentado en el kiosco sin hacer nada. Cuando no dormía sonreía y saludaba casi estúpidamente. Por su inactividad pensaba que tendría alguna enfermedad....Pero un amigo me contó que había detrás de aquella escena cotidiana:

Antonio y Noemí se casaron cuando esta tenía diecisiete años. Estaba embarazada y había quedado huérfana. Como era hija única heredó dos propiedades de su padre, un tano muy laburador. A partir de su casamiento Antonito empezó a mostrarse tal cual era, un bueno para nada. Vivía golpeándola y la humillaba constantemente. No trabajaba y como el dinero no les alcanzaba la obligaba a hurtar en los supermercados para proveer un kiosco que había puesto. De ser una niña mimada pasó a ser la más infeliz de las personas. Con los años las cosas iban cada vez peor. Habían perdido una propiedad y la hija, al igual que su madre, sufrían insultos y golpes. Lo que lo ponía más agresivo era la bebida durante el almuerzo y la cena. Todo el mundo se compadecía de ellas. Una noche en que Antonio le pegara con el cinto a su hija y por temor a que continuara haciéndolo después de la cena, Noemí, que trabajaba en el hospital Aeronáutico, mezcló un ansiolítico con el vino antes de servírselo. Y descubrieron que Antonito podía ser el más amable de los hombres. Desde ese momento el temido vaso de vino se convirtió en un aliado... Nunca le faltaban sedantes, pero cuando eso pasaba siempre encontraba un vecino dispuesto a cedérselos. Nadie quería que volvieran a pasar por las situaciones de violencia que habían vivido a diario. En algunas oportunidades en que Noemí dudaba de haberle puesto o no la dosis en el vino, volvía a ponerle más; y entonces Antonito dormía todo el día sentado adentro del kiosco. Los vecinos preferían verlo así a demasiado despierto.

Me habían confiado algo que no debía saber ningún extraño. Que La Catanga era la carcel de Antonito y todos, sus carceleros...

Literatura 19:38:00