Muchos de nosotros hemos escuchado su música desde muy chicos. A muchos puede no gustarles, como pasó con otros cuatro fantásticos de Inglaterra: The Beatles. Pero hoy, encontré este maravilloso texto, y me pareció compartirlo con los emancipados.
Espero que les guste.
El 2011 estará plagado de homenajes al grupo que comandó Freddy Mercury. Discografía remasterizada y película al cumplirse 40 años de su aparición. Un tiempo para reconocer que el rock también es alegre.
Por Jorge Belaunzarán¿Cómo no te va a gustar Queen?, dice el flaco, manos manchadas, pelo negro, tupido, entre la densidad de Sandro y Pappo. Se lo dice a alguien menor, también manos manchadas, tatuajes varios, la misma tez tan característica de los descendientes de los pueblos originarios de las pampas. Eso no es rock, responde en defensa. ¿Ah no? ¿Y qué es?, apura el flaco.
-Un puñado de buenas canciones -dice decidido tatuajes varios.
-¿Y eso te parece poco? -sigue a la carga el flaco-. Si todos estamos acá es por Queen -sorprende a la audiencia de clientes, el correcto de clase media y la señora que lleva muy bien sus sesenta. –Orestes llega en media hora –los vuelve a sorprender con ánimo de espantarlos el flaco, resuelto a dirimir lo que a todos luces parecía un intercambio de opiniones pero que sin dudas es una disputa, cara a cara.
-No, enseguida vuelve, esperenló –dice tatuajes varios.
-Yo creo que tu hermano exagera –dice aumentando la sorpresa de todos señora que lleva bien sus sesenta- pero no tanto.
De hecho acá los militares los dejaron venir porque creían que era un grupito inofensivo. Y te puedo asegurar que de inofensivo no tenía nada.
La señora apoyó la cartera en una silla para restaurar, y antes que el flaco y tatuajes varios, poco relajados como estaban por la disputa, atinaran movimiento alguno, dijo: ser gay nunca fue inofensivo; ni siquiera ahora. Pero en esa época, mucho menos.
En el gesto amable de sus bien llevados sesenta contuvo a todos. Incluso el comentario poco ubicuo al que se notó tentado correcto clase media.
Era una época difícil. En el mundo, no sólo en Argentina. El rock estaba dominado por la sinfonía, en varios casos pretenciosa. Lennon había descubierto el fin del sueño, Zeppelin mantenía viva la llama del rock, McCartney seguía haciendo gran música pero no convocaba, Clapton se dedicaba al blues, y Bowie hacía de las suyas con el glam, que era tan maravilloso como inalcanzable. Hacer una banda de rock en ese panorama era realmente dificultoso. El rock, que hasta hacía apenas unos años era la ilusión de las juventudes del mundo, se había apoltronado, justo como todos y todo lo que había criticado. Era una institución. Y el punk todavía estaba lejos de poner las cosas en su lugar.
La señora ya se sentía como una señorita frente a su clase.
Queen tarda mucho en despegar. Recién tres años después de armarse sacan su primer disco, “Queen I”, en 1973, que recibe elogios de la Rolling Stone pero no le mueve el pelo a nadie.
A “Queen II”, al año siguiente, le va mucho mejor, se ubica entre los cinco mejores vendidos de Inglaterra. Pero lo que interesaba era el mercado norteamericano, y ahí Queen no existía. Y no existía porque a Freddy se le notaba mucho que era gay, y ni siquiera en la progresista pero aún no liberada California la tolerancia era cosa corriente. En 1975 llega la revolución, con “A Night at the Opera”, con su punta de lanza a la que nada podía quebrar ni detener: “Rapsodia Bohemia”. Un disco que nadie que diga que le gusta el rock debería dejar de tener, y un tema que nadie debería dejar de escuchar si quiere saber de qué se habla cuando se habla de frescura y honestidad. Esa confesión de Mercury, metafórica pero confesión al fin, ese “adiós a todos, debo irme, dejarlos y enfrentar la verdad, Mama, no quiero morir” es el grito desesperado de alguien que desea vivir de una vez por todas sin ocultar lo que es. El fantástico trabajo armónico coral, la dulzura del piano de Freddy, la guitarra que siempre funciona como el buen consejo de un buen amigo de Brian May. A partir de ahí la alegría sería el sello de Queen. Esa canción liberó a cientos de miles de jóvenes en el mundo. Y eso nunca hay que olvidarlo, ni dejarlo de agradecer.
-Finalmente el rock aceptaba a los putos –dijo entrando desde un contraluz que daba un aire divino uno de los capos del taller, manos manchadas, cigarrillo en la boca, pelos a lo Einstein, de barrio, como el Gordo Troilo o el Polaco Goyeneche. Orestes miraba con cara de padre a los que parecían ser sus hijos. El flaco y tatuajes varios bajaron la vista, una vista triste, de tristeza que delata un error aún irreparable.
Que decirte con respecto a Queen, una banda universal, e inmortal!!!
ResponderEliminarSaludos.
¡Que grandes los Queen!Gracias por esa Rapsodia Bohemia
ResponderEliminarSaludos
Me alegra que les gustara...
ResponderEliminarSaludos
Andrea