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lunes, 16 de marzo de 2009

LOS NIÑOS FUMIGADOS DE LA SOJA


CHICOS ROCIADOS CON PESTICIDAS TRABAJAN COMO BANDERAS HUMANAS.
Por El Equipo de Siendo Humanos: www.siendo-humanos.blogspot.com

Norte de la provincia de Santa Fe

El viejo territorio de La Forestal, la empresa inglesa que arrasó con el quebracho colorado, embolsó millones de libras esterlinas en ganancias, convirtió bosques en desiertos, abandonó decenas de pueblos en el agujero negro de la desocupación y gozó de la complicidad de administraciones nacionales, provinciales y regionales durante más de ochenta años. Las Petacas se llama el exacto escenario del segundo estado argentino donde los pibes son usados como señales para fumigar. Chicos que serán rociados con herbicidas y pesticidas mientras trabajan como postes, como banderas humanas y luego serán reemplazados por otros.

"Primero se comienza a fumigar en las esquinas, lo que se llama ’esquinero’. Después, hay que contar 24 pasos hacia un costado desde el último lugar donde pasó el ’mosquito’ (El 'mosquito' es una máquina que vuela bajo y 'riega' una nube de plaguicida) , desde el punto del medio de la máquina y pararse allí", dice uno de los pibes entre los catorce y dieciséis años de edad.

El “mosquito” es una máquina que vuela bajo y "riega" una nube de plaguicida. Para que el conductor sepa dónde tiene que fumigar, los productores agropecuarios de la zona encontraron una solución económica: chicos de menos de 16 años, se paran con una bandera en el sitio a fumigar. Los rocían con "Randap” y a veces “2-4 D” (herbicidas usados sobre todo para cultivar soja). También tiran insecticidas y matayuyos. Tienen un olor fuertísimo.

“A veces también ayudamos a cargar el tanque. Cuando hay viento en contra nos da la nube y nos moja toda la cara", describe el niño señal, el pibe que será contaminado, el número que apenas alguien tendrá en cuenta para un módico presupuesto de inversiones en el norte santafesino. No hay protección de ningún tipo. Y cuando señalan el campo para que pase el mosquito cobran entre veinte y veinticinco centavos la hectárea y cincuenta centavos cuando el plaguicida se esparce desde un tractor que "va más lerdo", dice uno de los chicos.

"Con el ’mosquito’ hacen 100 o 150 hectáreas por día. Se trabaja con dos banderilleros, uno para la ida y otro para la vuelta. Trabajamos desde que sale el sol hasta la nochecita. A veces nos dan de comer ahí y otras nos traen a casa, depende del productor", agregan los entrevistados.

Uno de los chicos dice que sabe que esos líquidos le puede hacer mal: "Que tengamos cáncer", ejemplifica. "Hace tres o cuatro años que trabajamos en esto. En los tiempos de calor hay que aguantárselo al rayo del sol y encima el olor de ese líquido te revienta la cabeza".

A veces me agarra dolor de cabeza en el medio del campo. Yo siempre llevo remera con cuello alto para taparme la cara y la cabeza", dicen las voces de los pibes envenenados.

"Nos buscan dos productores. Cada uno tiene su gente, pero algunos no porque usan banderillero satelital. Hacemos un descanso al mediodía y caminamos 200 hectáreas por día. No nos cansamos mucho porque estamos acostumbrados. A mí me dolía la cabeza y temblaba todo. Fui al médico y me dijo que era por el trabajo que hacía, que estaba enfermo por eso", remarcan los niños.

El padre de los pibes ya no puede acompañar a sus hijos. No soporta más las hinchazones del estómago, contó. "No tenemos otra opción. Necesitamos hacer cualquier trabajo", dice el papá cuando intenta explicar por qué sus hijos se exponen a semejante asesinato en etapas.

La Agrupación de Vecinos Autoconvocados de Las Petacas y la Fundación para la Defensa del Ambiente habían emplazado al presidente comunal Miguel Ángel Battistelli para que elabore un programa de erradicación de actividades contaminantes relacionadas con las explotaciones agropecuarias y el uso de agroquímicos. No hubo avances. Los pibes siguen de banderas. Es en Las Petacas, norte “profundo” santafesino, donde todavía siguen vivas las garras de los continuadores de La Forestal.

Fuentes: Diario La Capital, Rosario, Argentina, Fundación Proteger, Fundación Encuentro Nacional
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4 comentarios:

  1. Alvaro. desde ya la imagen es impactante. Supongo que si con mostrar no se puede tomar cierta conciencia... la tarea va a ser mucho mas larga...

    En este caso es la soja, un monocultivo que se permio crecer sin ningun control. Cada uno miro a un costado. los que ganaban, los que explotaban, los que gobernaban, los entes, los legisladores... Todos son responsables y de todos los colores.

    Me pregunto si este material esta difundido en Santa fe... si algun funcionario dio alguna explicacion al respecto.

    Si los organismos de derechos humanos anduvieron por ahi... si pudieron hacer algo.

    Si alguien les pudo ofrecer algun trabajo digno a esta gente. Porque aqui esta la cosa.

    Nadie elegi morir porque si... o moris de hambre... o moris explotado.

    Se puede indentificar certeramente a los responsables?.

    En orden jerarquico en responsabilidad, todos?

    Daniela

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  2. Alvaro quiero publicar esta nota en mi blog, y queria tener tu permiso, pense que solo en Gaza se usaban los niños como escudos humanos,pero desgraciadamente me equivoque,Helen,un abrazo desde Israel.

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  3. Daniela
    bueno ya hablamos el tema por el chat... de todos modos gracias
    Helen si podes hacerlo sin ningun problema
    Paz y cariños
    Alvaro

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  4. ¡Dios mío! ¡Qué atrocidad! ¿Cuantos casos como este habrá repartidos por todo el planeta?
    Gracias, Alvaro, por tu información

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"Solo tengo dos certezas: la de la ansiedad de lo absoluto que hay en mi y la imposibilidad de volver el caos del mundo a un orden racional" Albert Camus

Item Reviewed: LOS NIÑOS FUMIGADOS DE LA SOJA Rating: 5 Reviewed By: Alvaro Leiva