Cómo lloré ese día!
Vos, con tu brazo partido en mil instantes,
tu boca esparcida por el cuerpo de tu amante -la misma muerte-,
tus ojos idos esperando volver a ser.
De una manera inocente te miré,
quise protegerte de tus propios desvíos.
Te arranqué ese delirio que constantemente
arrastrabas en tus pasos y ya no tuviste más alcohol para beber.
Cómo lloré ese día!
Vos, tirada sobre lo lúgubre de aquella, mi alfombra roja.
Sutil ironía que fue verte caer, aplastando mis escasos siete años.
Quebraste mi recuerdo.
Fue en ese instante, sí, allí! en el que ambas pasamos a tener 50 años.
Cómo lloré ese día en el que por poco
no te deslizaste por la muerte,
en el que sin querer me congelaste la niñez.
Patricia Ortemberg
Vos, con tu brazo partido en mil instantes,
tu boca esparcida por el cuerpo de tu amante -la misma muerte-,
tus ojos idos esperando volver a ser.
De una manera inocente te miré,
quise protegerte de tus propios desvíos.
Te arranqué ese delirio que constantemente
arrastrabas en tus pasos y ya no tuviste más alcohol para beber.
Cómo lloré ese día!
Vos, tirada sobre lo lúgubre de aquella, mi alfombra roja.
Sutil ironía que fue verte caer, aplastando mis escasos siete años.
Quebraste mi recuerdo.
Fue en ese instante, sí, allí! en el que ambas pasamos a tener 50 años.
Cómo lloré ese día en el que por poco
no te deslizaste por la muerte,
en el que sin querer me congelaste la niñez.
Patricia Ortemberg
Patricia, me conmoviste con este racconto y el congelamiento en la memoria, muy bueno, cariños
ResponderEliminarGracias djuna:-). Dicen que son dos las musas del poeta: el amor y el sufrimiento.
ResponderEliminarPero eso sí, siempre junto a ese toque creativo del lenguaje llamado metáfora.