Carta de un hijo a una madre

Mi querida Viejita:

Ya estoy viejo para estas cosas, pero quería decirte que te amo desde el alma.
Amo nuestras charlas.
Amo que me prestes tu oído para mis tontos discursos.
Amo nuestros desayunos y meriendas, nuestros mates eternos hasta que se acaba el termo.
Amo nuestras miradas complices.
Amo verte dormir con el ruido de la radio, la televisión y mi piano machacado.
Amo tus alabanzas hacia mis pequeños delirios pianisticos.
Amo tu cabellera plateada enrularse con la almohada.
Amo cuando te digo en esos largos silencios: "Mamma" y me contestas con la voz dulce y amorosa: "Qué, negro?".
Amo cuidarte.
Amo abrir la puerta de tu habitación y preguntarte "Todo bien?" y que me digas: "Si, negro".
Amo tus comidas y las recetas que me escribes en un papel para que las aprenda.
Amo acompañarte en tus momentos mas dificiles de la vida.
Amo las horas que se van cuando estas cerca.
Amo escucharte en el teléfono, con tu preocupación de madre preguntarme: "Estás bien, negro?"
Amo darte fuerzas para que sigas adelante.
Amo que seas mi MAMÁ.

Estoy viejo para estas cosas, ya no soy un niño aunque algo de ese niño que fuí viva en mí. 
Aunque ya no pueda amar en presente; amaré el recuerdo de todo ese presente que de pronto se convirtió en pasado. 
Se como adulto que ahora estás bien, pero el niño que vive en mí no lo entiende.
El niño llora y otro pedazo de su corazón se ha muerto.
Viejita querida, mi jovata: aunque me duele el alma; duermete y descansa que en otro amanecer nos encontraremos para seguir con nuestras charlas entre mate y mate.

Te ama por siempre!
Tu hijo.

amor Bifeancho letras 20:02:00