No crean que me olvidé (sólo me faltó un poquitín de tiempo... there you go!)
Cada quien con su equipaje, se encaminó hacia la salida de la confitería. Lilí recordando otro viaje que habían hecho juntos, diez o doce años atrás. Absorta en sus pensamientos ignoraba que tras ella, o mejor dicho, tras ellos, una multitudo se agazapaba como leones a punto de saltar sobre su presa.
De pronto, sintió como alguien la asía por detrás. Se detuvo en seco. Petrificada, al principio, molesta al volver en sí. Estaba a punto de insultar a quién fuera que la estuviera sosteniendo, cuando una voz risueña dijo:
- ¡Así te quería agarrar!- carcajada- ¡Al fin te decidiste, salvajita!
- ¡Karina! -gritó abrazando a su captora. – Rubia ¿te teñiste otra vez? ¿hasta cuándo vas a privar al mundo de ver tu color natural?
- Jajaja -rió Karina- Habla la que priva al universo vivo de su belleza por años… -sacudió la melena rojiza que coronaba su cabeza ahora- Creo que colorada soy más interesante ¿o no?- y se volvió hacia los muchachos.
Colorados, los dos asintieron. Karina, siempre los hacía poner colorados. Les sonrió picarona y se volvió a Lilí.
-Ahora tenés que contarme todo, nena – dijo tomándola del brazo y arrastrándola con ella- ¿Novios? ¿amantes? ¿maridos? ¿festejantes? -miró de reojo al par que venía siguiéndolas y les guiñó un ojo. -Seguramente que desde que te fuiste a ese pueblito en el medio de la nada, te llovieron propuestas de matrimonio y demás… ¡cómo se arrepienten algunos de haberte dejado ir! -suspiró lanzando una mirada sugestiva hacia atrás.
Lilí se rió, Kar no podía evitar seguir siendo la celestina del grupo. Ella unía parejas, reconciliaba novios peleados, desde que el mundo era mundo. Todos creían que se le pasaría cuando lograra casar, cazar, sería una expresión más correcta, a su “Jorgito”… Pero no fue así. Luego de casarse, su afán celestino se potenció.
Lilí, le había dicho a una amiga otra vez: “se parece a la señora Jennings, de sensatez y sentimientos… ya casadas las hijas, casará a toda persona soltera que se le cruce”.
Mientras tanto, dos pares de ojos masculinos, observaba atentamente al par. Lilí, alta, esbelta, despreocupada… elegante sin proponérselo. Kar no tan alta, muy delgada, con aire de reina y al mismo tiempo con algo de niña traviesa. Los ojos celestes de Kar brillaban como diamantes y la sonrisa se le hacía incontenible. Los ojos negros de Lilí también brillaban, pero un tanto ausentes… como si ella estuviera en otro mundo, al tiempo que caminaba por este.
La charla entre las chicas se dio como si no hubieran pasado 3 años desde la última vez que hablaran. Anécdotas de novios, marido, hijos, trabajo, gatos, alumnos, y sueños se sucedieron intercaladas por expresiones de admiración y carcajadas.
- ¿Qué butaca te tocó? -preguntó Lilí, esperando que fuera una cercana a la suya.
- Hola Li, dijo una gruesa y dulce voz masculina tras ella.
-¡Jorge!- sonrió Lilí, comprendiendo que su amiga se ubicaría junto a su esposo. – Me están haciendo una trampita ustedes… – le susurró a su amiga. -Nos vemos luego. Es bueno verte aquí.
Karina y Jorge se miraron alejarse. La mirada de Lilí les indicaba claramente que el plan no estaba funcionando.
La sobrecargo la acompañó a su lugar.
-Bueno, al menos no me tocan desconocidos, -pensó.
- ¡Nos volvemos a encontrar, salvaje!- dijo Lucas riéndose y alargándole un trago.
- ¿Lo necesito? – le preguntó riéndose ella, mientras se acomodaba.
- Vos no, pero nosotros sí necesitamos que te lo tomes – continuó Lucas a las carcajadas.
Ella se rió apartando la copa. La mirada de ambos se cruzó y Lucas leyó claramente que la guerrera estaba lista para el combate y que no tenía intenciones de ser derrotada por un par de niños grandes.
- ¡Vecinos! – dijo risueño Franco.
- ¡Qué mundo tan pequeño!- comentó ácidamente Lilí. – A veces tan pequeño que da claustrofobia… – suspiró.
- Bueno, sin alcohol, ya lo sabía – rió Lucas, tratando de despejar el aire mientras le pasaba un refresco a Lilí, y la copa a Lucas.
- ¿Se acuerdan la borrachera con que llegaron a Bariloche?- preguntó ausente…
- De la borrachera no. – dijo Lucas.
- De la resaca, ¡seguro!- completó Franco.
Una carcajada llenó el espacio, despejó el aire y los sumió en una nube de ¿se acuerdan de…?, hasta que uno se durmió y los otros dos tuvieron que guardar silencio.
Cada quien con su equipaje, se encaminó hacia la salida de la confitería. Lilí recordando otro viaje que habían hecho juntos, diez o doce años atrás. Absorta en sus pensamientos ignoraba que tras ella, o mejor dicho, tras ellos, una multitudo se agazapaba como leones a punto de saltar sobre su presa.
De pronto, sintió como alguien la asía por detrás. Se detuvo en seco. Petrificada, al principio, molesta al volver en sí. Estaba a punto de insultar a quién fuera que la estuviera sosteniendo, cuando una voz risueña dijo:
- ¡Así te quería agarrar!- carcajada- ¡Al fin te decidiste, salvajita!
- ¡Karina! -gritó abrazando a su captora. – Rubia ¿te teñiste otra vez? ¿hasta cuándo vas a privar al mundo de ver tu color natural?
- Jajaja -rió Karina- Habla la que priva al universo vivo de su belleza por años… -sacudió la melena rojiza que coronaba su cabeza ahora- Creo que colorada soy más interesante ¿o no?- y se volvió hacia los muchachos.
Colorados, los dos asintieron. Karina, siempre los hacía poner colorados. Les sonrió picarona y se volvió a Lilí.
-Ahora tenés que contarme todo, nena – dijo tomándola del brazo y arrastrándola con ella- ¿Novios? ¿amantes? ¿maridos? ¿festejantes? -miró de reojo al par que venía siguiéndolas y les guiñó un ojo. -Seguramente que desde que te fuiste a ese pueblito en el medio de la nada, te llovieron propuestas de matrimonio y demás… ¡cómo se arrepienten algunos de haberte dejado ir! -suspiró lanzando una mirada sugestiva hacia atrás.
Lilí se rió, Kar no podía evitar seguir siendo la celestina del grupo. Ella unía parejas, reconciliaba novios peleados, desde que el mundo era mundo. Todos creían que se le pasaría cuando lograra casar, cazar, sería una expresión más correcta, a su “Jorgito”… Pero no fue así. Luego de casarse, su afán celestino se potenció.
Lilí, le había dicho a una amiga otra vez: “se parece a la señora Jennings, de sensatez y sentimientos… ya casadas las hijas, casará a toda persona soltera que se le cruce”.
Mientras tanto, dos pares de ojos masculinos, observaba atentamente al par. Lilí, alta, esbelta, despreocupada… elegante sin proponérselo. Kar no tan alta, muy delgada, con aire de reina y al mismo tiempo con algo de niña traviesa. Los ojos celestes de Kar brillaban como diamantes y la sonrisa se le hacía incontenible. Los ojos negros de Lilí también brillaban, pero un tanto ausentes… como si ella estuviera en otro mundo, al tiempo que caminaba por este.
La charla entre las chicas se dio como si no hubieran pasado 3 años desde la última vez que hablaran. Anécdotas de novios, marido, hijos, trabajo, gatos, alumnos, y sueños se sucedieron intercaladas por expresiones de admiración y carcajadas.
- ¿Qué butaca te tocó? -preguntó Lilí, esperando que fuera una cercana a la suya.
- Hola Li, dijo una gruesa y dulce voz masculina tras ella.
-¡Jorge!- sonrió Lilí, comprendiendo que su amiga se ubicaría junto a su esposo. – Me están haciendo una trampita ustedes… – le susurró a su amiga. -Nos vemos luego. Es bueno verte aquí.
Karina y Jorge se miraron alejarse. La mirada de Lilí les indicaba claramente que el plan no estaba funcionando.
La sobrecargo la acompañó a su lugar.
-Bueno, al menos no me tocan desconocidos, -pensó.
- ¡Nos volvemos a encontrar, salvaje!- dijo Lucas riéndose y alargándole un trago.
- ¿Lo necesito? – le preguntó riéndose ella, mientras se acomodaba.
- Vos no, pero nosotros sí necesitamos que te lo tomes – continuó Lucas a las carcajadas.
Ella se rió apartando la copa. La mirada de ambos se cruzó y Lucas leyó claramente que la guerrera estaba lista para el combate y que no tenía intenciones de ser derrotada por un par de niños grandes.
- ¡Vecinos! – dijo risueño Franco.
- ¡Qué mundo tan pequeño!- comentó ácidamente Lilí. – A veces tan pequeño que da claustrofobia… – suspiró.
- Bueno, sin alcohol, ya lo sabía – rió Lucas, tratando de despejar el aire mientras le pasaba un refresco a Lilí, y la copa a Lucas.
- ¿Se acuerdan la borrachera con que llegaron a Bariloche?- preguntó ausente…
- De la borrachera no. – dijo Lucas.
- De la resaca, ¡seguro!- completó Franco.
Una carcajada llenó el espacio, despejó el aire y los sumió en una nube de ¿se acuerdan de…?, hasta que uno se durmió y los otros dos tuvieron que guardar silencio.
Qué bueno Lyric!!!! Creí que me iba a quedar con la intriga para siempre....
ResponderEliminarEspero ansiosa la continucación!!!! Quiero saber qué pasa en ese viaje y cuando lleguen a destino!!!
No tardes tanto para el próximo capitulo...
Cariños.
Lau.
Hola Lyric !!!!! que bueno tenerte nuevamente en emancipados, gracias por estar.
ResponderEliminarUn beso
Hola chicos:
ResponderEliminarles cuento estoy tapada de trabajo, por eso no he escrito tanto!!! Ya me van a tener formato catarata again...
Besos!
Lyric: No trabajes tanto que hace mal... Jajajaaa!!!
ResponderEliminarQué bueno es leerte por aquí de nuevo.
Tomo como promesa que vuelvas en "formato catararta".
Me encanta el misterio que le imponés a tu post "Alternativas". Quiero más!!!!
Un beso enorme!!!
lau.
MIRA SI HUBO SORPRESA , QUE HASTA MAD , DEJO EL TIGRE POR UN RATO Y SE LLEGO A SALUDARTE
ResponderEliminar