Lautaro

Mi nieto Lauti tiene tres años, y aun cuando somos extremos de la misma cosa, o tal vez por ello; ambos padecemos las desavenencias de sus padres. Por tal motivo es que nos vemos cada tanto, por que en la división de bienes lo único que les quedó en común fue Lautaro. Quien de tanto "tironeo" se ha vuelto un poco taciturno. Y ellos, que se pelean por todo y en todo difieren, solo se ponen de acuerdo para decir que Lauti heredó de mi su melancolía. No perciben que su tristeza no es genética, si no adquirida. Pero de poco serviría explicarles. Por eso, les decía, es que nos vemos poco y la mayor parte del tiempo nos la pasamos extrañándonos... Pero no me acostumbro. No hay peor dolor que el de su manito deslizándose entre mis dedos hasta caer en el vacio y verlo alejarse con el triunfador de turno.

La última vez hacía mucho frío pero aun así estábamos en la plaza. Tenía puesto un gorro de lana rojo que le cubría las orejitas, y su bufanda negra. Recorrimos todos los juegos y se entretuvo mucho. Corrimos y caimos varias veces en la arena. Cansados nos sentamos en un banco y se quedó "enganchado" con el vuelo de un pájaro. Pero el ave ya no estaba y él seguía mirando. Lo codeé suavemente y cuando me prestó atención le pregunté - ¿ Qué ? - Señalando con la barbilla hacia arriba. Miró nuevamente el cielo y me dijo - ¿ Y si nos vamos volando ? - Pensé que aquel era su primer intento de huida y que la vida se encargaría de demostrarle que no es tan sencillo. - No podemos... Está nublado - Contesté. Y de verdad que lamenté ser el primero en ponerle obstáculos...

Cuando estamos juntos quiero que ese día sea mi mejor regalo. Cerrarle la puerta al mundo y aturdirlo de alegría; pero comunmente fracaso en ese propósito, y nos quedamos sumidos en un silencio de adultos, o de chiquillos...

flipi.

amor Literatura 21:10:00