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viernes, 19 de junio de 2009

Fe en sí mismo

Allí donde hay águilas, no existe pueblo que no las halla tomado como símbolo de lo Superior: desde los mayas a los chamanes siberianos, en los textos bíblicos, los mitos de la India o el alfabeto egipcio, en el cual representa su primera letra. Ave de iluminación, su visión penetrante semeja la Conciencia Despierta, que llega hasta lo más íntimo de sí. Somos águilas cuando, en la azarosa vida cotidiana, procuramos desapegarnos de nuestra mirada chata para comprender panorámicamente nuestra situación, la de los demás, la de la sociedad, la del planeta... Y somos águilas cuando trabajamos para sobreponernos al dolor: los aztecas le conferían poder de regeneración, creyendo que periódicamente se exponía al sol hasta arder, para luego sumergirse en agua pura y emerger renovada.

En la notable película "Elizabeth" hay una escena en que la reina está afligida ante una crisis tremenda que su tierra atraviesa, por lo cual consulta a su sabio asesor, -docto en el lenguaje de los astros-, qué fuerzas del Universo están gobernando la situación. "Por favor, déme esperanzas", le dice. A lo que el sabio le contesta: "Las fuerzas que moldean el mundo son inmensas, su majestad. ¿Cómo podría prometer que favorecerían a la reina? Pero esto sí sé: cuando estalla la tormenta cada uno actúa según su naturaleza: unos enmudecen de terror, otros huyen, otros se esconden. Más otros extienden las alas y se remontan como águilas."
Esto es verdad. Y también lo es que el espíritu de cada humano es en realidad un águila... Sólo hay que estar dispuesto a despertarla. Por más que la sociedad pueda preferir que actuemos como gallinas. No importa si así fue, sino si seguimos creyendo en ese hechizo, perpetuándolo en un "autoengallinamiento". O bien si decidimos tener el valor de darle su oportunidad al águila que nos anima. Leonardo Boff , teólogo y filósofo, suele contar un relato a quienes menos posibilidades han tenido en la vida, para ayudarles a fortalecer su sentido de dignidad: los más pobres, los no instruidos, los segregados, a quienes él ha consagrado su máximo apoyo. Tal vez nos sea bueno oírlo a cualquiera de nosotros:

"Un campesino crió un pichón de águila junto con sus gallinas. Lo trataba de la misma forma como lo hacía con las gallinas, de modo que el ave creció convencido de ser una de ellas.

Cierto día pasó por su casa un naturalista que, al ver al águila escarbando en el suelo, fue a hablar con el campesino. “Esto no es una gallina, ¡es un águila!" El campesino contestó: "Ahora ya no es más un águila, porque se cree gallina. "El naturalista dijo: “No, un águila es siempre un águila. Hagamos una prueba.” Se subió con el águila al techo de la casa del campesino y elevando sus brazos, le dijo: “¡Vuela! Tú eres un águila, asume tu naturaleza.” Pero el águila no voló. Entonces, el campesino replicó: “Le dije que ella ahora era una gallina.” "Mañana veremos”, dijo el naturalista.Al otro día fueron a una montaña cercana con el águila. El naturalista levantó el ave y le dijo: “¡Águila: mira ese horizonte, mira el sol allá a lo lejos, los campos verdes allá abajo, mira, todas esas nubes son tu lugar! ¡Despierta a tu naturaleza y vuela como águila que eres!”

El águila comenzó a ver todo esto y fue quedando maravillada con la belleza de las cosas que nunca había visto; estuvo confusa al principio sin entender por qué había estado tanto tiempo alienada. Entonces sintió su sangre de águila correr por sus venas, tensó los músculos de sus alas y partió en un hermoso vuelo hacia el horizonte azul."
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"Solo tengo dos certezas: la de la ansiedad de lo absoluto que hay en mi y la imposibilidad de volver el caos del mundo a un orden racional" Albert Camus

Fecha: Fe en sí mismo Rating: 5 Escrito por: Alvaro Leiva