El dialecto lunfardo se ha ido incorporando a las letras de tango prácticamente desde sus inicios, y desde entonces hasta la actualidad no ha cesado esta relación donde ambas expresiones de la cultura popular evolucionaron paralelamente. En la presente nota se exponen las ideas principales de una entrevista que realicé a expertos argentinos en el tema por pedido de una publicación francesa especializada en tango: José Gobello, presidente de la Academia Porteña de Lunfardo, y Marcelo Oliveri, uno de los académicos de la institución.
Entrevistador: ¿Qué puede decirnos acerca del lunfardo en general?
José Gobello: Es posible definir el lunfardo como un repertorio de voces extranjeras traídas por la inmigración. Se trata de un mero vocabulario que se inserta en la lengua de base, el castellano, que ya incluía también voces aborígenes y de la campaña.
El lunfardo se constituye entonces a partir de palabras traídas por los inmigrantes, y muy especialmente por los italianos que comenzaron a llegar masivamente hacia fines del siglo XIX. Por entonces el grueso de la inmigración eran hombres entre 15 y 35 años.
Un censo de 1887 revelaba que los extranjeros eran bastante más que los nativos, con lo que Buenos Aires era más una ciudad europea que americana, mientras que los varones superaban a las mujeres en un número de cincuenta mil, lo que generó un gran negocio para la prostitución.
Además de su lengua nacional, los italianos trajeron también los dialectos de su país de origen, tanto del norte como del sur, y aunque la mayoría de los inmigrantes provenía del sur, el grueso de los términos incorporados al lunfardo provino del genovés, un dialecto del norte. El lunfardo también se constituye, aunque en menor proporción, con términos del español popular traídos por los inmigrantes de ese país.
Los delincuentes italianos eran numerosos (un tercio de los presos de la Penitenciaría de Buenos Aires eran de ese origen), y aportaron al lunfardo también sus propias voces jergales, como por ejemplo ‘escruche’.
Más tarde se van incorporando expresiones al revés (el llamado ‘vesre’), que a su vez generaron nuevas palabras. Por ejemplo del vocablo italiano ‘batir’ se desprende ‘batidor’ (hablador), ‘ortiba’ (al revés que ‘batidor’), y finalmente el verbo ‘ortibar’.
A diferencia del argot, que es un vocabulario que tiene su origen en la Edad Media, el lunfardo lo tiene en vocablos extranjeros traídos por la inmigración: la creatividad criolla es muy pobre, y esta característica es lo que permite diferenciar al lunfardo de todos los otros dialectos.
Entrevistador: ¿Qué puede decirnos acerca de la inserción del lunfardo en las letras del tango?
José Gobello: En los prostíbulos y los lugares de diversión se encuentran los jóvenes nativos y los jóvenes inmigrantes y de allí comienza a difundirse el lunfardo. De ese ambiente sale también el tango, de manera que el tango y el lunfardo vendrían a ser compañeros de la infancia. Ambos tienen ese lejano origen, aunque no tiene sentido preguntarse cuál comenzó primero, un problema similar al del huevo y la gallina.
El tango y el lunfardo ciertamente no son hermanos. El tango tiene sangre negra y el lunfardo la tiene gringa (es decir, extranjera, y especialmente europea), aunque el tango tiene también algún origen en la música europea.
Considero impropio hablar del tango como una unidad. El tango del compadrito -alegre, zafado, veloz en el baile y jacarandoso en el canto- no es el mismo tango del hijo de inmigrantes -triste, sentimental, reconcentrado en el baile, frecuentador de torvas historias de amores-. Al primero lo personifico en Villoldo y se desarrolla entre 1905 y 1920; al otro, en Contursi, con quien aparece hacia 1915 el tango-canción y donde se incorporan gran cantidad de lunfardismos.
No obstante, ya el tango de Villoldo abrevó en el lunfardo, aunque no muy copiosamente, inclusive porque para aquella época el lunfardo no era muy copioso. Si el lunfardo hubiera resultado del habla del compadrito con la del inmigrante, habría derivado a lengua mixta. Pero, aunque la escuela pública afianzó el idioma nacional, el castellano, no pudo evitar que algunas voces oriundas de Italia se prendieran a los labios del compadrito, que comenzó a italianizar y a mezclar voces de Europa y de la campaña, como el protagonista del tango Ivette, de Pascual Contursi: "¿No te acordás que conmigo / usaste el primer sombrero / y aquel cinturón de cuero / que a un esmujen le amuré? / ¿No te traje pa tu santo / un par de zarzos debute, / que una noche a un farabute / del cotorro le pianté? / Y con ellos unas botas / con la caña de gamuza / y una pollera papusa / hecha de seda crepé".
El tango -no el cuplé que lo prefigura, sino el tango hecho y derecho, tomado de los pies de los bailarines para llevarlo a los labios- comienza a tener letra cuando Contursi se la escribe. La primera, si no cronológicamente, al menos por su importancia, es la del tango Lita, rebautizado Mi noche triste. Aquellos octosílabos memorables comienzan con un vocablo lunfardo, "percanta que me amuraste". Sobre el modelo de Contursi, muchos otros letristas lunfardizaron, sobre todo Celedonio Esteban Flores, quien lo hizo con gran talento. Homero Manzi -en cuya genealogía poética se encuentran González Castillo y Borges- prescinde de ese vocabulario chúcaro, y lo mismo hace Discépolo en sus años postreros. Homero Expósito tampoco lunfardizó, salvo por excepción. Y el tango moderno, cuyo príncipe es Horacio Ferrer, acude a él con sabiduría, más que como lenguaje, como toque literario.
El tango tenía también una clientela rica, como por ejemplo cuando hace varias décadas triunfa en París. Por entonces, interesaba el tango como expresión artística, como espectáculo, como algo exótico proveniente de América, aunque no se comprendieran muchos de los vocablos lunfardos incluidos en sus letras.
A medida que el tango va infiltrándose en estratos sociales más altos, se va aminorando la cantidad de lunfardismos. A ello contribuyó también la censura sobre las letras de tango que comenzó en la década del ’40, fundada en una ideología que se oponía a toda injerencia extranjerizante, pero muy especialmente a las historias trágicas de traiciones con mujeres acuchilladas que los tangos contaban.
También contribuye Manzi con menos lunfardismos en las letras, y Gardel, quien debía adecuarlas a los nuevos públicos europeos para que pudiesen ser mejor comprendidas.
Marcelo Oliveri: El tango “El ciruja” de 1926, tiene nada menos que 35 palabras del lunfardo, y Edmundo Rivero interpreta muchos tangos con abundante vocabulario lunfardo.
Entrevistador: ¿Cómo es posible vincular el lunfardo con el tango en la actualidad?
Marcelo Oliveri: El lunfardo no es ningún lenguaje muerto, y sigue vivo renovándose continuamente, por ejemplo cuando las mismas palabras van adquiriendo nuevas significaciones. Antes el ‘chabón’ era el tonto, el que aparece por ejemplo en el tango Muchacho cantado por Rosita Quiroga, y hoy designa al sujeto innominado, o sea el ‘chabón’ es cualquier persona, cuando antes en la década del 60 o 70 se decía el ‘tipo’, el ‘flaco’, etc.
Pero también se incorporan nuevos extranjerismos, como por ejemplo ‘a full’, ‘delivery’, ‘outlet’, ‘chatear’, etc. Muchas de estas expresiones aparecen por ejemplo en las letras de rock argentino, género musical donde también se incorporan las voces del lunfardo clásico del tango, como por ejemplo ‘afanar’ (robar). Todos estos vocablos nuevos los consideramos lunfardo desde el momento en que el pueblo las ha argentinizado, es decir no están de momento en el Diccionario de la Real Academia Española. Tal el caso de la palabra ‘corralito’, que adquiere un nuevo sentido luego de la grave crisis económica que afectó la Argentina en 2001. Otras son palabras nuevas surgidas de la misma crisis, como ‘cacelorazo’ y ‘piquetero’. Estos nuevos vocablos no surgen de la inmigración, porque no la hay, sino de los medios de comunicación, como por ejemplo de un programa de televisión, Videomatch, donde su conductor Marcelo Tinelli empezó a decir ‘goma’ para referirse al tonto o idiota, y mucha gente tomó esa palabra. Algunas expresiones se mantienen un tiempo y luego desaparecen, pero otras se incorporan de manera más permanente al lunfardo.
Las primeras letras de tango nacieron de los prostíbulos y lugares de diversión y eran obscenas, de doble sentido, etc. Hoy en día esas mismas características se trasladaron a las letras de la cumbia villera, donde connotan significados ligados al delito, la droga y el sexo. En nuestra nueva edición del Novísimo Diccionario de Lunfardo (aparecido en mayo 2004) se incorporaron 1710 palabras respecto de la edición anterior de 1990. En nuestras reuniones académicas de los primeros sábados de cada mes analizamos nuevos vocablos susceptibles de ser incorporados al repertorio lunfardo. Por ejemplo, la próxima sesión estudiaremos, entre otras, la palabra ‘luquear’, que proviene del inglés ‘look’ y que designa lo que otros llaman ‘producir’ es decir lucir de una forma atractiva.
Es posible rastrear las nuevas palabras que van apareciendo en los medios, como por ejemplo en un suplemento del diario Clarín, de gran tirada, escrito por jóvenes. Así como el lunfardo de los primeros tiempos fue plasmado por jóvenes inmigrantes, también hoy sigue evolucionando a expensas de los jóvenes actuales. También pueden rastrearse en las secciones dedicadas a Espectáculos, donde las modelos también introducen las nuevas palabras.
Asimismo, y aunque ya desde la primera película sonora teníamos instalado el tango y el lunfardo en el cine, hoy en las últimas películas de reciente estreno vuelve a aparecer el lunfardo con sus nuevos vocablos y nuevos significados.
José Gobello: Antes eran palabras totalmente nuevas, precisamente aportadas por los inmigrantes, como ‘deschavar’, pero hoy mas bien suelen haber más expresiones ya conocidas pero nuevos significados, como ‘churro verde’ para designar la marihuana, o ‘forro’, que hoy tiende a ser un término despectivo. Más que crearse palabras nuevas, se utilizan las conocidas dándoseles nuevos sentidos.
Como todo idioma, el lunfardo se renueva permanentemente y en la actualidad sigue esa evolución, habiéndose incorporado al repertorio del lunfardo nuevas voces provenientes de otras fuentes que no eran los originales italianismos, e incluso ha invadido también las letras de otros ritmos como la cumbia villera.
Con Oliveri hemos compilado un Diccionario Ideológico de Lunfardo donde registramos casi 4000 palabras que expresan apenas 400 ideas, de manera que hay un promedio de diez palabras lunfardas que expresan la misma idea. Pero estas 4000 palabras pesan en un lenguaje relativamente pobre como el que habla el argentino corriente, enriqueciéndolo. Así por ejemplo, ‘la luna atorrando en el frío del alba’ es más sugestivo que decir simplemente ‘la luna perdida en el frío del alba’.
Pablo Cazau. Julio 2004.
Nota Esta entrevista fue publicada en “Lasalida”, revista especializada en tango argentino, París, Francia.
Entrevistador: ¿Qué puede decirnos acerca del lunfardo en general?
José Gobello: Es posible definir el lunfardo como un repertorio de voces extranjeras traídas por la inmigración. Se trata de un mero vocabulario que se inserta en la lengua de base, el castellano, que ya incluía también voces aborígenes y de la campaña.
El lunfardo se constituye entonces a partir de palabras traídas por los inmigrantes, y muy especialmente por los italianos que comenzaron a llegar masivamente hacia fines del siglo XIX. Por entonces el grueso de la inmigración eran hombres entre 15 y 35 años.
Un censo de 1887 revelaba que los extranjeros eran bastante más que los nativos, con lo que Buenos Aires era más una ciudad europea que americana, mientras que los varones superaban a las mujeres en un número de cincuenta mil, lo que generó un gran negocio para la prostitución.
Además de su lengua nacional, los italianos trajeron también los dialectos de su país de origen, tanto del norte como del sur, y aunque la mayoría de los inmigrantes provenía del sur, el grueso de los términos incorporados al lunfardo provino del genovés, un dialecto del norte. El lunfardo también se constituye, aunque en menor proporción, con términos del español popular traídos por los inmigrantes de ese país.
Los delincuentes italianos eran numerosos (un tercio de los presos de la Penitenciaría de Buenos Aires eran de ese origen), y aportaron al lunfardo también sus propias voces jergales, como por ejemplo ‘escruche’.
Más tarde se van incorporando expresiones al revés (el llamado ‘vesre’), que a su vez generaron nuevas palabras. Por ejemplo del vocablo italiano ‘batir’ se desprende ‘batidor’ (hablador), ‘ortiba’ (al revés que ‘batidor’), y finalmente el verbo ‘ortibar’.
A diferencia del argot, que es un vocabulario que tiene su origen en la Edad Media, el lunfardo lo tiene en vocablos extranjeros traídos por la inmigración: la creatividad criolla es muy pobre, y esta característica es lo que permite diferenciar al lunfardo de todos los otros dialectos.
Entrevistador: ¿Qué puede decirnos acerca de la inserción del lunfardo en las letras del tango?
José Gobello: En los prostíbulos y los lugares de diversión se encuentran los jóvenes nativos y los jóvenes inmigrantes y de allí comienza a difundirse el lunfardo. De ese ambiente sale también el tango, de manera que el tango y el lunfardo vendrían a ser compañeros de la infancia. Ambos tienen ese lejano origen, aunque no tiene sentido preguntarse cuál comenzó primero, un problema similar al del huevo y la gallina.
El tango y el lunfardo ciertamente no son hermanos. El tango tiene sangre negra y el lunfardo la tiene gringa (es decir, extranjera, y especialmente europea), aunque el tango tiene también algún origen en la música europea.
Considero impropio hablar del tango como una unidad. El tango del compadrito -alegre, zafado, veloz en el baile y jacarandoso en el canto- no es el mismo tango del hijo de inmigrantes -triste, sentimental, reconcentrado en el baile, frecuentador de torvas historias de amores-. Al primero lo personifico en Villoldo y se desarrolla entre 1905 y 1920; al otro, en Contursi, con quien aparece hacia 1915 el tango-canción y donde se incorporan gran cantidad de lunfardismos.
No obstante, ya el tango de Villoldo abrevó en el lunfardo, aunque no muy copiosamente, inclusive porque para aquella época el lunfardo no era muy copioso. Si el lunfardo hubiera resultado del habla del compadrito con la del inmigrante, habría derivado a lengua mixta. Pero, aunque la escuela pública afianzó el idioma nacional, el castellano, no pudo evitar que algunas voces oriundas de Italia se prendieran a los labios del compadrito, que comenzó a italianizar y a mezclar voces de Europa y de la campaña, como el protagonista del tango Ivette, de Pascual Contursi: "¿No te acordás que conmigo / usaste el primer sombrero / y aquel cinturón de cuero / que a un esmujen le amuré? / ¿No te traje pa tu santo / un par de zarzos debute, / que una noche a un farabute / del cotorro le pianté? / Y con ellos unas botas / con la caña de gamuza / y una pollera papusa / hecha de seda crepé".
El tango -no el cuplé que lo prefigura, sino el tango hecho y derecho, tomado de los pies de los bailarines para llevarlo a los labios- comienza a tener letra cuando Contursi se la escribe. La primera, si no cronológicamente, al menos por su importancia, es la del tango Lita, rebautizado Mi noche triste. Aquellos octosílabos memorables comienzan con un vocablo lunfardo, "percanta que me amuraste". Sobre el modelo de Contursi, muchos otros letristas lunfardizaron, sobre todo Celedonio Esteban Flores, quien lo hizo con gran talento. Homero Manzi -en cuya genealogía poética se encuentran González Castillo y Borges- prescinde de ese vocabulario chúcaro, y lo mismo hace Discépolo en sus años postreros. Homero Expósito tampoco lunfardizó, salvo por excepción. Y el tango moderno, cuyo príncipe es Horacio Ferrer, acude a él con sabiduría, más que como lenguaje, como toque literario.
El tango tenía también una clientela rica, como por ejemplo cuando hace varias décadas triunfa en París. Por entonces, interesaba el tango como expresión artística, como espectáculo, como algo exótico proveniente de América, aunque no se comprendieran muchos de los vocablos lunfardos incluidos en sus letras.
A medida que el tango va infiltrándose en estratos sociales más altos, se va aminorando la cantidad de lunfardismos. A ello contribuyó también la censura sobre las letras de tango que comenzó en la década del ’40, fundada en una ideología que se oponía a toda injerencia extranjerizante, pero muy especialmente a las historias trágicas de traiciones con mujeres acuchilladas que los tangos contaban.
También contribuye Manzi con menos lunfardismos en las letras, y Gardel, quien debía adecuarlas a los nuevos públicos europeos para que pudiesen ser mejor comprendidas.
Marcelo Oliveri: El tango “El ciruja” de 1926, tiene nada menos que 35 palabras del lunfardo, y Edmundo Rivero interpreta muchos tangos con abundante vocabulario lunfardo.
Entrevistador: ¿Cómo es posible vincular el lunfardo con el tango en la actualidad?
Marcelo Oliveri: El lunfardo no es ningún lenguaje muerto, y sigue vivo renovándose continuamente, por ejemplo cuando las mismas palabras van adquiriendo nuevas significaciones. Antes el ‘chabón’ era el tonto, el que aparece por ejemplo en el tango Muchacho cantado por Rosita Quiroga, y hoy designa al sujeto innominado, o sea el ‘chabón’ es cualquier persona, cuando antes en la década del 60 o 70 se decía el ‘tipo’, el ‘flaco’, etc.
Pero también se incorporan nuevos extranjerismos, como por ejemplo ‘a full’, ‘delivery’, ‘outlet’, ‘chatear’, etc. Muchas de estas expresiones aparecen por ejemplo en las letras de rock argentino, género musical donde también se incorporan las voces del lunfardo clásico del tango, como por ejemplo ‘afanar’ (robar). Todos estos vocablos nuevos los consideramos lunfardo desde el momento en que el pueblo las ha argentinizado, es decir no están de momento en el Diccionario de la Real Academia Española. Tal el caso de la palabra ‘corralito’, que adquiere un nuevo sentido luego de la grave crisis económica que afectó la Argentina en 2001. Otras son palabras nuevas surgidas de la misma crisis, como ‘cacelorazo’ y ‘piquetero’. Estos nuevos vocablos no surgen de la inmigración, porque no la hay, sino de los medios de comunicación, como por ejemplo de un programa de televisión, Videomatch, donde su conductor Marcelo Tinelli empezó a decir ‘goma’ para referirse al tonto o idiota, y mucha gente tomó esa palabra. Algunas expresiones se mantienen un tiempo y luego desaparecen, pero otras se incorporan de manera más permanente al lunfardo.
Las primeras letras de tango nacieron de los prostíbulos y lugares de diversión y eran obscenas, de doble sentido, etc. Hoy en día esas mismas características se trasladaron a las letras de la cumbia villera, donde connotan significados ligados al delito, la droga y el sexo. En nuestra nueva edición del Novísimo Diccionario de Lunfardo (aparecido en mayo 2004) se incorporaron 1710 palabras respecto de la edición anterior de 1990. En nuestras reuniones académicas de los primeros sábados de cada mes analizamos nuevos vocablos susceptibles de ser incorporados al repertorio lunfardo. Por ejemplo, la próxima sesión estudiaremos, entre otras, la palabra ‘luquear’, que proviene del inglés ‘look’ y que designa lo que otros llaman ‘producir’ es decir lucir de una forma atractiva.
Es posible rastrear las nuevas palabras que van apareciendo en los medios, como por ejemplo en un suplemento del diario Clarín, de gran tirada, escrito por jóvenes. Así como el lunfardo de los primeros tiempos fue plasmado por jóvenes inmigrantes, también hoy sigue evolucionando a expensas de los jóvenes actuales. También pueden rastrearse en las secciones dedicadas a Espectáculos, donde las modelos también introducen las nuevas palabras.
Asimismo, y aunque ya desde la primera película sonora teníamos instalado el tango y el lunfardo en el cine, hoy en las últimas películas de reciente estreno vuelve a aparecer el lunfardo con sus nuevos vocablos y nuevos significados.
José Gobello: Antes eran palabras totalmente nuevas, precisamente aportadas por los inmigrantes, como ‘deschavar’, pero hoy mas bien suelen haber más expresiones ya conocidas pero nuevos significados, como ‘churro verde’ para designar la marihuana, o ‘forro’, que hoy tiende a ser un término despectivo. Más que crearse palabras nuevas, se utilizan las conocidas dándoseles nuevos sentidos.
Como todo idioma, el lunfardo se renueva permanentemente y en la actualidad sigue esa evolución, habiéndose incorporado al repertorio del lunfardo nuevas voces provenientes de otras fuentes que no eran los originales italianismos, e incluso ha invadido también las letras de otros ritmos como la cumbia villera.
Con Oliveri hemos compilado un Diccionario Ideológico de Lunfardo donde registramos casi 4000 palabras que expresan apenas 400 ideas, de manera que hay un promedio de diez palabras lunfardas que expresan la misma idea. Pero estas 4000 palabras pesan en un lenguaje relativamente pobre como el que habla el argentino corriente, enriqueciéndolo. Así por ejemplo, ‘la luna atorrando en el frío del alba’ es más sugestivo que decir simplemente ‘la luna perdida en el frío del alba’.
Pablo Cazau. Julio 2004.
Nota Esta entrevista fue publicada en “Lasalida”, revista especializada en tango argentino, París, Francia.
Es tan colorido aunque a veces se abusa de este.
ResponderEliminarPablo aqui le dejo mi casilla por s quiere enviarme el Pasquin.
arizcuren_nicolas1976@hotmail.com
Me gusta el lunfardo... porque es el toque diferencial que nace de la anarquia de los libros... y de la pura expresion de un humano .. cualquiera.
ResponderEliminarAhi busqué la letra EL Ciruja... es linda.. final triste.. pero no tanto. La vida.
Como con bronca, y junando
de rabo de ojo a un costado,
sus pasos ha encaminado
derecho pa'l arrabal.
Lo lleva el presentimiento
de que, en aquel potrerito,
no existe ya el bulincito
que fue su único ideal.
Recordaba aquellas horas de garufa
cuando minga de laburo se pasaba,
meta punguia, al codillo escolaseaba
y en los burros se ligaba un metejón;
cuando no era tan junao por los tiras,
la lanceaba sin tener el manyamiento,
una mina le solfeaba todo el vento
y jugó con su pasión.
Era un mosaico diquero
que yugaba de quemera,
hija de una curandera,
mechera de profesión;
pero vivía engrupida
de un cafiolo vidalita
y le pasaba la guita
que le shacaba al matón.
Frente a frente, dando muestras de coraje,
los dos guapos se trenzaron en el bajo,
y el ciruja, que era listo para el tajo,
al cafiolo le cobró caro su amor.
Hoy, ya libre'e la gayola y sin la mina,
campaneando un cacho’e sol en la vedera,
piensa un rato en el amor de su quemera
y solloza en su dolor.
Letra: Francisco Alfredo Marino
gracias pablo.
ResponderEliminarme llevaste a la esquina de san jose y estados unidos , coincidentemente , mi ultimo domicilio de turista en bsas desde nov15hasta enero 15 del 2004 (al lado de la editorial)
yirando buscando graffittis .patie como cartero
tambien estuve con ellos , le compre 2 libros , pero no me dieron bola , queria crear aca un rama de la academia . no pudo ser . no di el pinet .
Kautauri:
ResponderEliminarEn unos instantes te mando El Pasquín por mail. Tiene también bastante lunfardo.
Abrazo, Pablo.
Daniela:
Justo vas a poner uno de mis tangos preferidos. Todavía me lo sé de memoria desde hace 42 años.
El autor de la música es De La Cruz.
Les decían cirujas (cirujanos)por los cortes que hacían en las bolsas para sacar la basura. También quemeros, porque por entonces los cartoneros de hoy trabajaban en la quema. Y por supuesto la quemera era su mujer.
Abrazo, Pablo.
Cachu:
Qué casualidad, también yo anduve por 2004 con don José Gobello.
Abrazo, Pablo.