La niña en el asiento trasero ignoraba por completo la naturaleza de la situación. Un ensordecedor e incomodo silencio habitaba entre Laura Bustos y Gabriel Domecq, durante el viaje de regreso. Gabriel manejo 14 hs sin parar. Solo se detuvo a cargar combustible y cuando la pequeña así lo requería. Ambos se sentían culpables o responsables por la situación, no era el final que imaginaban, pero interiormente ocultaban una sonrisa de placer prohibido. Quizás un espasmo de venganza o ese espíritu de justicia que todos guardamos en algún lugar de nuestro corazón.
La niña jugueteaba con el cinturón de seguridad, llamativamente había descifrado el principio del mismo. Al principio la entretenía poder estirarlo lo que sus bracitos se lo permitían, pero el entusiasmo era proporcional a la fuerza empleada, y lógicamente el cinto se bloqueaba. La frustración se mudaba a su rostro y desencadenaba una serie de preguntas e inquietudes que eran respondidas con un, ¡porque si!
La culpa lo obligaba a repasar su vida paso a paso para buscar en ese revisionismo la justificación a semejante actitud. Sabia que correría el riesgo de arrepentirse, pero también, sabia que el, no merecía morir con la felicidad gratuita de gozar de un abuelazgo inmerecido. Su mujer había comprendido perfectamente la situación y se refugiaba en un silencio que solo era interrumpido por el ruido de las monedas para los peajes. En el retrovisor la imagen de su hija estirando el cinturón, increíblemente, lo que alguna vez fue solo una mancha en un pedazo de plástico, hoy era un ser humano. No fue casual el encuentro de miradas, el la observaba a cada instante. Pero por un momento sus ojos se unieron a través del espejo, era indudable que había heredado la mirada profunda e inquietante de los Domecq. Antes de que este pudiese despegar sus ojos de los de su hija, para concentrarse en las suspensivas líneas que decoraban el centro del camino, su hija comenzó a indagar sobre lo sucedido en la casa de los abuelos. Nuevamente la situación se puso engorrosa y sumamente incomoda. La madre quizo explicar, con lenguaje infantil y utilizando curiosas metáforas, la situación que había sido sepultada por el matrimonio hasta esa instancia del viaje. La niña continuaba indagando con inocentes preguntas e incisivas, a la vez. Finalmente Gabriel intervino, rompió un silencio de casi 800 Km. Cuando seas grande vas a entender, dijo su padre.
La cena fue un verdadero tormento para las dos familias. Los sucesos fueron muy diferentes de lo que cualquiera hubiese imaginado. Se floreaban en temas de conversación superficiales y con cada atroz silencio alguna de las mujeres rellenaba la conversación con algo de lo que sucedía en la tv. Luego de la reacción de Gabriel, la esperanza de unir las familias se derrumbaban bocado a bocado. Los varones Domecq no emitían palabra, en su interior se escondía un volcán de sentimientos y reproches a punto de su máxima ebullición. Solo una mirada seria necesaria para comenzar un serie de cuestionamientos que seguramente terminaría en el llanto de la sra. Domecq. Mientras los Bustos lucían ajenos a la situación, sabían que correrían la misma suerte que sus consuegros, sin embargo quizás por su jovial idiosincrasia reaccionaban de una forma mucho mas relajada. Esto enfurecía aun más a Gabriel que, masticando más bronca que pavo, preparaba mentalmente el discurso de despedida. Cuando parecía que la costumbre seria salteada por cuestiones obvias, Gabriel tomo la palabra:
“Noche buena, ritual de pecadores arrepentidos y obsecuentes , momento de sepultar culpas con abundancia. Casi tres años nos separan de la última cena juntos. Antes dos familias, hoy somos tres. Los Bustos, los Domecq y nosotros. Alguna vez fuimos las parias, la vergüenza de las dos familias, abandonados a merced de una realidad ajena a nosotros hasta entonces. Sin embargo, y creo hablar por Laura también, no puedo dejar de agradecer sus aciertos. Pero aun más sus errores, los cuales nos sirvieron de ejemplo para no repetirlos en nuestra criatura.
Siempre pensé que ver su nieta correteando por el living de su casa, jugando, expresando su escueto diccionario, rompiendo, haciéndolos sentir padres nuevamente, seria mucho más cruel que jamás conocerla.”
La Sra. Domecq interrumpe en la biblioteca de su marido para comunicarle la noticia. Sobre sus anteojos, su marido asoma su mirada como asintiendo la noticia, fuerza una actitud inmutable y emite una onomapeya de afirmación. Se comporta con un infantil desinterés, forzado por su orgullo. La Sra. Domecq repara minuciosamente en cada detalle, después de un largo tiempo su hijo volvería a su casa, y esta vez con su nieta, su única nieta. A espaldas de su esposo, se comunico con los Bustos, limaron las últimas asperezas, y acordaron detalles de la cena. Las Sras. prepararían budines y pan dulce casero, acordaron comprar el pavo para que ninguna de las dos familias tenga el protagonismo de la cena, ocurrencias de las familias de época. El Sr. Domecq simulaba desinterés, sin embargo escondía en el fondo del placard un pequeño caracol de peluche para su nieta. Un hombre extremadamente recio, de valores, principios y convicciones muy firmes lucia realmente extraño ante los ojos de la empleada de la juguetería. Entre una amplia variedad de suaves animales de peluche, con un tono altanero y déspota, el Sr. Domecq afirma llevarse el caracol.
Laura y Gabriel, tatuaba con el punzón, en el banco de la plaza el joven Domecq. El, un estudiante secundario experto en el arte de los noviazgos juveniles. Era quien llevaba las riendas de la relación, su facilidad de palabras, y comportamiento, le daban mucha seguridad a la ingenua Laura. Ella estaba realmente enamorada de Gabriel, lógicamente para analizar correctamente este sentimiento deberíamos remontarnos a nuestras épocas de secundaria, abandonar todos los prejuicios actuales y despojarnos de las malas experiencias. Pensarnos como un ser que no comprende realmente el sentido de enamorarse, sino que siente por vez primera la necesidad de compartir, por imitación a través de la observación sus pares, determinadas situaciones con el, hasta entonces lejano y prohibido, sexo opuesto. Para el, que ya se consideraba un joven con experiencia en estos temas del amor, era solo una aventura mas. Sin embargo compartieron un momento que jamás olvidarían, juntos en la casa de los Bustos, luego que estos hicieran un viaje de algunas horas con motivo de la visita de unos amigos, tuvieron su primera relación sexual. El intentaba transmitirle seguridad afirmando una vasta experiencia en este campo, ella, insegura y nerviosa, confiesa ingenuamente su virginidad.
La reunión se realizo en la casa de los Domecq, Laura había confesado su máximo secreto a su madre, ella la había traicionado. Unas cuadras antes, Laura se percato a donde se dirigían e intuyo el motivo. Gabriel, empujado por su padre, fue quien tomo la voz frente a las dos familias. Tuvo que confesar la verdad, Laura estaba embarazada. Ingenuamente prometió buscar trabajo y nunca hacerle faltar nada a la criatura, Su facilidad de palabra y la necesidad de impresionar y ganarse la confianza de Laura, lo llevaron a divagar sobre la posibilidad de mantenerse sin el apoyo de ninguna de las familias. Esto no le cayó para nada bien al Sr.,Domecq quien replico con el siguiente discurso:
“Pero quien se creen que son. No se dan cuenta que esto es una pendejada. Un capricho, que no tienen conciencia de lo que están haciendo. Van a traer una criatura al mundo, un ser humano con necesidades. Que culpa tiene esta personita de su calentura. Porque debe pagar por la inexperiencia de sus padres. Gabriel nunca fuiste un buen hijo y ahora pretendes ser padre, por favor hijo.
Las dos familias estamos de acuerdo en que se quieran y seguramente, si siguen juntos luego de algún tiempo y evaluando las circunstancias, podrán ser padres. Pero no ahora, lo mejor será que esto les sirva de experiencia, que tomen conciencia de que estar novio y tener relaciones sexuales no es simplemente sacarse la ropa. La decisión esta tomada.”
El auto en marcha, solo unas pocas cuadras lo separaban a Gabriel de su abismo, luego de la insistencia de Laura, deberían juntarse nuevamente con sus familias. Había manejado más de 14 hs para llegar a este momento. Nunca se había sentido tan nervioso, recordaba esa última charla con su padre. Esos años de sacrificio para criar su hija, el esfuerzo de Laura, las dobles jornadas de trabajo. Las horas ausente, los besos a medianoche, la desidia de las dos familias. Cuanto resentimiento debería ser trasformado en perdón en el transcurso de las tres cuadras restantes. Gabriel detiene el auto en la puerta de la casa de sus padres, en el interior la mesa servida. Un pavo al horno relleno y unas cuantas exquisiteces caseras, pan dulce y budines.
La niña se baja por la puerta trasera mientras el Sr. Domecq al sentir el ruido del vehiculo, alerta a los Bustos. La familia sale a la puerta, cargados de esperanza, a recibir a su nieta. Caracol en mano el Sr. Domecq se dispone a abrazar a su nieta, sus lágrimas brotaban como un manantial de arrepentimiento. Noches enteras ensayando las disculpas a su hijo, sin embargo el orgullo y la certeza de que Gabriel nunca las aceptaría, desalentaba esta situación. Este era el momento, con sus brazos abiertos solo dos metros lo separaban de su nieta. Cuando la tuvo entre brazos los sentimientos fueron tan intensos y confusos como las palabras de Gabriel:
“Ahí la tenés viejo de mierda, matála ahora!. Matála!, que diferencia hay? Que fácil que parecía antes cuando era solamente una mancha en un pedazo de plástico.”
La cena continuó con un formulario de conversaciones superficiales que solo despejaban los cuestionamientos internos de cada unos de los comensales.
Resentimiento y perdón, simplemente dos palabras. Dos coordenadas imprecisas de curiosos e injustificables sentimientos.
Kantauri…
ME FALTA PERCEPCION , PARA SABER EL RESABIO.
ResponderEliminarME QUEDA UN RESENTIMIENTO.
Excelente cuento Kantauri !!!
ResponderEliminarNo me di cuenta de los nombres al principio acompañados por los apellidos, después si. Pillín, pillín!!! jejejeje
Me gustó la iniciativa tuya de dar una opinión a través de un relato sin encararlo como una simple opinión.
Nuevamente, excelente el cuento y la originalidad !!!
Un abrazo
Bife
Ta cual kantauri....!! me encanto la narrativa,estas evolucionado a ni vel literario y eso es muy gratificante que lo compartan con nosotros,,un abrazo,aguila59
ResponderEliminarAsi es Bife, un humilde presente oculto en letras. Me gusta esconder algunas cosas como ofrenda a gente que se que me lee. Si supieras la historia de los caracoles...Un saludo para todos, y lo mas curioso es que todo surgio de esa frase del hijo al padre que es un caso real. Cada uno, de acuerdo a su edad, experiencia, moral tendra o no una posicion tomada, pero esta posicion seguramente sera cuestionada cuando este la desicion tomada.
ResponderEliminarLos lazos familiares Kanta...son una cosa seria...........
ResponderEliminar¿Cúales son las historias delos caracoles?
Ambar...