La realidad es como una noche oscura.
Oscurisima y cerrada.
Nuestra sabiduría, a manera de linterna
vierte su luz unos pocos centímetros delante nuestro.
La oscuridad es la incertidumbre.
La oscuridad son nuestras creencias.
La oscuridad es una cruel y feliz ignorancia.
La oscuridad es nuestro destino.
Estamos ciegos.
Estamos sordos.
En esa oscuridad solo vemos las linternas de los otros.
Linternas que alumbran otros pequeñisimos trozos de camino.
No sabemos en donde estamos.
Solo sabemos que estamos.
Solo sabemos que somos.
A veces ni siquiera eso.
Parecemos estrellas
en la profunda oscuridad del cielo.
Solo se ve la luz de otras estrellas
pero no aquello que alumbran.
Eternos caminantes sin sombra
peregrinamos hacia la oscuridad mas absoluta
y en busca del sendero
apenas vemos donde apoyaremos el próximo pie.
Autor: Gabriel Beguerie
Pero a medida que avanzamos nuestro paso se hace más seguro....
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