EL TALENTO NO EXISTE !

Desde tiempos inmemoriales se ha propagado alrededor del planeta, la creencia popular de que existen determinados impedimentos metafísicos para el común de las personas a realizar ciertas actividades. Estas actividades parecieran ser privativas de una cierta elite agraciada, a la cual un ser metafísico superior los provee de poderes especiales, convirtiéndolos en semi-dioses que reinan a su antojo sobre la masa social mediocre desfavorecida por el Supremo.

No obstante, desde las trincheras de la intelectualidad de la masa social mediocre, se ha combatido ferozmente desde hace siglos esta ideología de una “burguesía talentosa” y un “proletariado necio”. Así se divide la sociedad en todos los ámbitos: económico mediante el dinero, social mediante el poder, ideológico mediante la política, religioso mediante la metafísica y genético mediante la ciencia; incluso la división llega hasta el arte mismo mediante el “talento”.

Aunque el talento como vocablo está instalado en el pensamiento de una mayoría, nadie puede afirmar su existencia fehaciente sino que se juega con la trágica especulación en donde ante una masa uniforme de Judas humanos, a veces el Supremo nos provee de un Jesucristo SuperStar capaz de realizar edificaciones artísticas que se abstraen de toda la realidad circundante. Incluso, se afirma constantemente la fantasía científica de la existencia de parámetros genéticos que marcan la superioridad de unos sobre otros.

Dudosamente, todo aquello provisto de Talento es bueno per sé y lo malo es una degeneración aborrecible proveniente de la masa proletaria. Así llegamos a afirmar que Mozart era el “talentoso burgués errante” y Salieri un “envidioso proletario mediocre” como si la obra musical de éste último, careciera de ese preciado vocablo tan fervientemente empleado para nombrar al primero. Pareciera que el mundo esta convencido que no existe el talento para las maldades y la degeneración de la bondad, sobre todo cuando el pragmático vocablo se utiliza únicamente para señalar ciertas habilidades que se aplican en creaciones humanas con fecha de nacimiento y una segura caducidad.

¿Cómo se puede afirmar que un pianista es talentoso? ¿Será que el talento pianístico nació cuando Bartolomeo Cristofori creo el primer instrumento? ¿Sería posible que antes del nacimiento de Cristofori, generaciones enteras de talentosos pianistas hayan muerto en la mas oscura mediania tejiendo cestas de mimbre por no existir el instrumento para el cual habían sido creados con los poderes oligárquicos otorgados desde lo mas alto? ¿Existe la posibilidad de que hayamos sido condenados a no poder disfrutar de la genial obra de millones de Mozarts nacidos en la Prehistoria cuando aún no existía ni siquiera la palabra escrita?. Existe la respuesta a todas las preguntas anteriores precisamente con otro interrogante tan vano y sin sustento como todos los anteriores: Qué fue primero: ¿el huevo o la gallina?.

“La única verdad es la realidad” dijo Aristóteles; y es en esa realidad donde se encuentra la verdadera respuesta a tantos supuestos sin valor, en donde el talento cae por tierra y la oligarquía artística termina siendo un grupo de humanos con una historia común y habilidades desarrolladas acorde a su experiencia de vida. El hombre es un ser determinado por su entorno, no es un ente abstracto proveniente de vaya a saber que Olimpo griego sino, que es el producto bruto determinado por su medio sociocultural enraizado en una geografía y víctima de un momento histórico determinado. El artista es un hombre, no son entes independientes uno del otro, y por extensión tiene insoslayablemente la misma relación con el mundo que lo rodea.

La comprobación de la inexistencia del "talento" es una piedra en el zapato para un enorme conjunto de personas fanáticas de toda una línea de enseñanza artística milenaria que pretende, mediante un prejuicio como es el “talento”, llamarse “maestros”. Porque en definitiva, el verdadero maestro reconoce las motivaciones de la experiencia del niño o adulto y crea al dotado desde la nada; aquellos que creen en el talento es porque buscan alumnos ya hechos para darles solo una pulida y marcarlos como creaciones propias. Esa creencia en cuestiones genetistas e innatas atentan contra la formación artística de las personas, cuando en realidad no se quiere asumir la desidia y la ignorancia de muchos pedagogos en crear y desarrollar habilidades. Es el pedagogo el que no se adapta a la realidad en la que vive y pretende culpar a la naturaleza de su propia falta de interés y sus poco desarrolladas capacidades de enseñanza.

Existe toda una realidad palpable y comprobable, en donde ciertos maestros sin valerse de un análisis de ADN de sus alumnos, forman decenas y veintenas de “talentos”; mientras que otros maestros jamás han podido formar ni la mitad de un “talentoso”. ¿Genética o desidia? ¿Suerte o verdad?. La genética solo comprende herencias biológicas comprobables y la suerte es la excusa de los ignorantes.

TODO LO QUE ERES Y NO ERES EN ESTA VIDA ES PORQUE TU ASI LO QUISISTE POR ACCIÓN U OMISIÓN.

HAZTE CARGO!

Bifeancho Educación Sociedad 16:57:00