El culto a lo mediocre

Hubo una vez en cierto país una exaltación de la virtud y de la excelencia.
El virtuoso sobresalía por encima del común de la gente, se lo exaltaba, admiraba y se lo mostraba al mundo como el producto de toda una sociedad que contribuía desde diferentes puntos a la realización de ese virtuosismo y excelencia.
Pero un día ocurrió la desgracia que llegara un militar golpista sin virtudes y ningún valor demostrado. Una persona de poca monta, amante del fascismo y con ansias de fama.
Así fue que la sed de lograr lo que nunca obtuvo por mérito, forzarlo a costa de destruir los valores arraigados en la sociedad. El General, vió que en la sociedad abundaban los mediocres, gentes que no poseían virtudes igual que él y que no participaban de ninguna manera en la formación de los virtuosos, solo estaban ahí sin desarrollar ninguna habilidad especial que los llevara a ocupar un lugar en la sociedad.

De esta manera, el militar se decide a agrupar a todos los mediocres en su entorno y apadrinarlos, exaltando su mediocridad y ubicandolos en los lugares que ocupaban los virtuosos. Así, el mediocre ganó la calle y bajo el lema "mediocres si, virtuosos no". En la primera elección que el General golpista se postuló, lo votaron rabiosamente a manera de venganza contra su propia vagancia e ineptitud.

El virtuosismo y la excelencia fueron inmediatamente abolidos y los virtuosos corridos de sus trabajos. El resto de la sociedad vió que en este culto a la mediocridad, era mas fácil llegar a ser mediocre que virtuoso. Los mediocres se multiplicaban de a miles, mientras que los virtuosos siempre habían sido escasos.
Todos creyeron que el fruto de su trabajo se multiplicaba mas que antes y se fanatizaron con el General golpista mediocre.

El General mediocre, eufórico por su obra y para sumar mas mediocridad se casó con una mediocre tan vulgar como él, sin una pizca de virtud. Juntos arengaban a los mediocres para ser cada vez mas mediocres y a los que no lo eran, los convencían.
Mientras tanto, los virtuosos se escondían o huían a otros países en donde inmediatamente se les reconocía su virtud y excelencia. El General, no dudo un instante en decir que su país era de una excelencia tal que "exportaba" virtuosos.

Los años pasaron y el General mediocre y su esposa murieron, pero el trabajo ya estaba hecho: generaciones infinitas de mediocres gobernaron salvajemente, los virtuosos que huyeron fueron reconocidos en el extranjero y los que quedaron fueron castigados, tratados vilmente, vejados, abusados y nunca reconocidos. Mientras tanto, los mediocres fueron cada vez mas mediocres y exaltaron al mas mediocre de todos como simbolo de excelencia y virtud.

Ese país existe. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Bifeancho Política y Economía Sociedad 5:13:00