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viernes, 4 de diciembre de 2009

El encuentro


Abril 10 de 1993

Oscar me miraba entre incredulo y cansado, hacia mas de un año que venia escuchando mis infortunios y desventuras amorosas, era mi confesor, jamas emitio opinión alguna, solo me oia, y asentia con un leve movimiento de cabeza, el bar estaba vacio, la noche no se prestaba para estar en la calle, el otoño recien comenzaba y el frio ya se hacia sentir.Tomé el ultimo trago,y me despedi ,Oscar seguia secando las copas y apenas reparo en mi salida.
Una leve llovizna golpeo mi cara, pero igualmente decidi caminar las pocas cuadras que me separaban de mi casa, el frio de la noche me haria bien , y aclararia un poco mis ideas, subi el cuello de mi abrigo y alla fui internandome en la negra noche.
Varios pensamientos asaltaban mi mente torturada, debia dar un cambio drastico a mi vida , enamorarme nuevamente, sentirme vivo otra vez, eso de “no es bueno que el hombre este solo” se me hacia carne, algunas relaciones esporadicas no alcanzaban a llenar el vacio de mi corazón, ya estaba decidido, borrón y cuenta nueva, afuera con toda la mala onda.
Me senti reconfortado, ese pensamiento de cambio me habia hecho bien. A lo lejos las luces de neon del bingo con sus guiños me invitaban a probar suerte, un leve presentimiento se apodero de mi y decidi entrar. El local estaba atestado de gente, y apenas se podía ver algún lugar libre en donde sentarse para poder jugar, comencé a fastidiarme, no encontre donde ubicarme, me disponía a retirarme cuando, entre la espesa humareda de los cigarrillos, veo dos brazos en alto agitarse frenéticamente; la lejanía me impedía divisar con claridad a la persona que hacia aquellas señas, mire a mi alrededor buscando a quien iban dirigidas, fue ahí cuando reconocí a mi amigo Cesar.
Habían pasado muchos años sin vernos, compartimos toda la infancia y la adolescencia, éramos amigos desde siempre, nuestras madres fueron amigas de jóvenes y nosotros seguíamos con aquel legado.
Cuando me case el estaba haciendo la conscripción, y al volver de la misma, dejamos de vernos, la culpa fue enteramente mía, yo había iniciado una vida de obligaciones y a mi ex esposa en ese momento, Cesar, no le era para nada simpático, no le parecía una buena compañía para mí, aducía que era mujeriego y podía a llegar a llevarme por mal camino, hoy a la distancia y después de diecisiete años de divorcio, sigo sin comprender como pude haberle hecho caso y alejarme de mi amigo de toda la vida.
A veces pienso que pudo haber sido producto de mi juventud, mi enamoramiento ciego, o mi idiotez, creo que las tres opciones juntas fueron el detonante, pero la última fue la causante.
La separación me había dejado maltrecho emocionalmente, económicamente arruinado , y el alma partida en mil pedazos, demasiados proyectos quedaban en la nada, quince años de matrimonio no son poca cosa, y el sentimiento de culpa era inmenso, más cuando habia dos hijos chicos que criar.
La idea siniestra del suicidio rondaba por mi cabeza, no lograba hacer pie, me hundía lentamente en la depresión.
Fui al encuentro de Cesar y nos fundimos en un abrazo interminable, una apacible tranquilidad, en ese momento, invadio mi alma, mi amigo de toda la vida, estaba ahí, abrazándome, sin preguntas, solo abrazándome. No estaba solo, su esposa y una amiga eran sus acompañantes, nuestra charla, para ellas, calculo que se puso tediosa, en sus caras se notaba el desinteres por participar de nuestros relatos, que después de quince años de no vernos se habian convertido en un tropel de palabras sin sentido, lanzadas entre risas y alguna que otra lagrima escapada por algún mal recuerdo.
Hacia el final de la noche nos despedimos con otro abrazo interminable, y una invitación para asistir a su cumpleaños al mes siguiente.
La tenue llovizna se habia convertido en copiosa lluvia, maldije al tiempo, mientras trataba de guarecerme del aguacero rumbo a mi casa, me quede pensando en aquel encuentro, el cual me dejó dos certezas, que una amistad verdadera dura por siempre, y que mi vida iba a cambiar radicalmente.

TR
Diciembre 2009-12-04
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1 comentarios:

"Solo tengo dos certezas: la de la ansiedad de lo absoluto que hay en mi y la imposibilidad de volver el caos del mundo a un orden racional" Albert Camus

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