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domingo, 17 de mayo de 2009

Que sean niños los niños

Autor fotografia: Rarindra Prakasa



Que sean niños, y no clientes de las compañías de celulares, o vendedores de rosas en los bares, o estrellas descartables de la televisión.


Niños, no limpiavidrios en los semáforos, o botín de padres enfrentados o repartidores de estampitas en los subtes.


Que no sean niños soldados, los niños. Que sean niños los niños, simplemente. Que no sean foto de un portal pornográfico. Que no sean los habitantes de un reformatorio.


Que sean niños los niños, y no un target. Que no sean los que pagan las culpas. Los que reciben los golpes. Los bombardeados por publicidad.


Que sean niños los niños.


Todo lo aniñados que quieran. Todo lo infantiles que quieran. Todo lo ingenuos que quieran.Que hagan libremente sus niñerías. Que se dediquen a ser niños y no a otra cosa.


Que sean niños los niños y no los incentivados con desmesura a consumir todo lo que saca el mercado.


Que sean niños, y no los que aspiran pegamento en una esquina o fuman paco en la otra, tan de nadie, tan desprotegidos.


Que sean niños los niños.


Y que los niños sean lo intocable, que sea la gran coincidencia en cualquier discusión ideológica; que por ellos se desvelen los economistas de todas las corrientes, los dirigentes de todos los partidos, los periodistas de todos los medios, los vecinos de todas las cuadras, los asistentes sociales de todas las municipalidades, los maestros de todas las escuelas.


Que sean niños los niños, y no el juguete de los abusadores.

Niños, y no los que empujan el carro con cartones.

Que sean niños los niños, simplemente.

Que ejerzan en paz el oficio de recién llegados.

Que se los llame a trabajar con la imaginación o con lápices de colores.

Que se los deje ser niños, todo lo niños que quieran.


Y que los niños sean lo importante, que por ellos lleguen a un acuerdo los que nunca se ponen de acuerdo; que por ellos se dirijan la palabra los que no se hablan, que por ellos hagan algo los que nunca hicieron nada.


Que sean niños los niños y que no dejen de joder con la pelota.

Que sean niños en su día. Que lo sean todos los días del año.

Que sean felices los niños, por ser niños.



Inocentes de todo lo heredado.



En una escena de la película "El Cartero": Neruda está en el exilio, en su casa de España. El Cartero le ha traído correspondencia: un hombre muy lúcido, aunque sin instrucción. Al dársela, le recita un verso del propio Neruda: "Sucede que a veces me canso de ser hombre". Y luego le dice, conmovido: "A mí me pasa lo mismo, pero no sabía cómo decirlo". Y si a ellos les pasaba, ¿por qué no a cualquiera de nosotros?


Hay un tipo de cansancio especial que adviene en la persona sensible al percibir la miseria generada por el humano: la injusticia, el maltrato a los débiles, la depredación del Planeta, el hambre digitada por la codicia, la discriminación, la violencia, la corrupción... Y también mediocridades socialmente instaladas: la falta de solidaridad, la mentira, el aplauso a la vulgaridad, la transgresión impune...


Pero... esto puede obrar como un virus psicológico peor que los que circulan por Internet: su nombre justo es CANSANCIO MORAL. ¿Su accionar? Corroe la médula de la buena voluntad, nubla las pupilas oscureciendo la visión, genera sabor amargo en la boca y en el pecho la sensación de tener un agujero de lado a lado. Produce en el cerebro una visión selectiva de la realidad: como quien anda con un lápiz en mano, el que lo padece va subrayando en su entorno todo lo que indique que el mundo se ha vuelto inhabitable, y que nada vale la pena.


Finalmente, va necrosando la capacidad de alegría, hasta disecar el ánimo. Si la persona queda fatalmente infectada, se convierte en un embalsamado viviente: un trofeo más para los comerciantes de malicia. El virus del cansancio moral se multiplica si uno se aísla de la buena gente, de los que persisten empeñosamente no sólo en su actitud de no estar del lado de los destructores, sino también de no permanecer pasivos.


Algunos emprenden anónimas acciones sociales promoviendo la dignidad, la justicia y la belleza.


A veces son seres silenciosos...gestos cotidianos de hermosura y generosidad




Así les cantó Silvio Rodríguez:

Menos mal que existen los que no tienen nada que perder,ni siquiera la muerte.
Menos malqueexisten los que no miden qué palabra echar,ni siquiera la última.

Se arriman a la noche y al díay sudan si hay calor, y si hay frío se mudan...

No esperan echar sombra o raíces pues viven disparando contra cicatrices...

Escuchan, se proyectan y lloran debajo de sus huellas, con tanto trabajo.


Se mueren sin decir de qué muerte, sabiendo que en la gloria también se está muerto.


Menos mal que existen los que no tienen nada que perder, ni siquiera la historia.


Menos mal que existen los que no dejan de buscarse a sí,ni siquiera en la muerte...de buscarse ...a sí.



Pues el Génesis no terminó: la creación continúa... y necesita mano de obra!





Fuentes: Silvio Rodríguez, M. Urtizberea , E Gawel, síntesis informativa

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1 comentarios:

  1. Buena nota Alvaro !!
    Y que los niños sigan siendo niños y no despierten de la realidad donde estan inmersos para no enfrentarse con una realidad cruel aunque ya muchos son parte de esa realidad que vemos,que no ignoramos y que no podemos hacer nada para poder cambiar ...donde sus sueños son despedazados por el paco,la marginalidad,el abuso,la delincuencia,ojala,que esos niños,en otro planeta,puedan un dia disfrutar de su niñez,en paz ,felicidad y armonia,abrazo,aguila59

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"Solo tengo dos certezas: la de la ansiedad de lo absoluto que hay en mi y la imposibilidad de volver el caos del mundo a un orden racional" Albert Camus

Item Reviewed: Que sean niños los niños Rating: 5 Reviewed By: Alvaro Leiva