El símbolo de los Pitagóricos. Rouse Ball
Jámblico, a quien debemos la revelación de este símbolo, cuenta que estando de viaje cierto pitagórico se enfermó en la posada donde paró para pasar la noche. Era pobre y estaba cansado, pero el posadero, hombre bondadoso, lo atendió amorosamente e hizo todo lo posible para que recuperar la salud. No obstante, a pesar de sus desvelos, el enfermo empeoraba. Al darse cuenta que iba a morir y no pudiendo pagar lo que le debía al posadero, el enfermo pidió una tablilla y en ella trazó la famosa estrella simbólica. Se la mostró al posadero y le pidió que la colocara en la puerta para que pudiera ser vista por los transeúntes, asegurándole que llegaría el día en que su caridad sería recompensada. El estudioso murió, se lo enterró convvenientemente y la tablilla continuó expuesta según su deseo.
Había pasado un largo tiempo cuando un día el sagrado símbolo atrajo la atención de un viajante qu pasaba por la posada. Apeándose, entró y después de haber oído el relato del posadero, lo recompensó generosamente.
Tal es la anécdota de Jámblico. De no ser cierta, por lo menos es curiosa.
Fragmento de: "Matemática curiosa y divertida" Malba Tahan.
Jámblico, a quien debemos la revelación de este símbolo, cuenta que estando de viaje cierto pitagórico se enfermó en la posada donde paró para pasar la noche. Era pobre y estaba cansado, pero el posadero, hombre bondadoso, lo atendió amorosamente e hizo todo lo posible para que recuperar la salud. No obstante, a pesar de sus desvelos, el enfermo empeoraba. Al darse cuenta que iba a morir y no pudiendo pagar lo que le debía al posadero, el enfermo pidió una tablilla y en ella trazó la famosa estrella simbólica. Se la mostró al posadero y le pidió que la colocara en la puerta para que pudiera ser vista por los transeúntes, asegurándole que llegaría el día en que su caridad sería recompensada. El estudioso murió, se lo enterró convvenientemente y la tablilla continuó expuesta según su deseo.
Había pasado un largo tiempo cuando un día el sagrado símbolo atrajo la atención de un viajante qu pasaba por la posada. Apeándose, entró y después de haber oído el relato del posadero, lo recompensó generosamente.
Tal es la anécdota de Jámblico. De no ser cierta, por lo menos es curiosa.
Fragmento de: "Matemática curiosa y divertida" Malba Tahan.
Gracias Lyric Titania por el interesante articulo.
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