Tu ausencia dejo ceniceros sin cigarrillos
ropa en el piso, cajones vacíos
abandono, inviernos hastíos
y mi alma como golpeada por un martillo.
Y otra vez en mi herida la sal,
un unipersonal de llantos y penas,
un par de surcos a las venas
no le vienen nada mal.
Culpo a la vida, al destino
busco en la copa el consuelo
que embriague este desvelo.
Busco ese canto, ese trino
ese que pide la cuenta,
esa voz de mi conciencia
que con tímida inocencia
al cantinero detiene la venta.
La copa siempre está llena
de alcohol, soledad y traición,
la herida corta la vena
dejando escurrir de pena,
la sangre del corazón.
Kantauri, djuna... me gusta muchisimo la forma que tienen de expresarse en poesía...
ResponderEliminarSaludos..
Daniela.
Kantauri, parece que ciertas aberturas son necesarias...me gusto mucho, cariños
ResponderEliminarUfff ...¡Cuántas veces me ha pasado eso!
ResponderEliminarExcelente descripción de esos abandonos recurrentes que uno sufre en la vida.
Bife