Esta noche de verano llueve, y el sonido y el olor a lluvia me transporta a otra noche de lluvia, en un lugar encantado.
Tal vez parte de ese encantamiento se deba a que ahí asumí un compromiso importante, y comencé, o mejor dicho continué un camino que ya había empezado el día que escuché por primera vez esa voz pronunciando mi nombre.
Siempre supe que pertenecía a ella, siempre supe que en algún momento, ella se manifestaría en mí, y que no me quedaría más remedio que liberarla.
Hoy llueve, y llueven recuerdos, sensaciones, olores, sonidos. Llueven deseos, y el poder y la magia y tantas otras cosas.
Pero inevitablemente mi alma me regresa a ese hermoso lugar, inevitablemente una y otra vez mi mente se inunda de una lluvia de deliciosos momentos, de risas compartidas, de cercanía, hermandad, ilusión y ansiedad.
Y vuelvo a ser una, y vuelvo a ser todas, y las siento como parte de mi, y me siento parte de todas.
Y soy aprendiz, y soy Diosa, y voy caminando, y trepo, y recojo hierbas en la sierra y absorbo el sol en la piedra.
Imposible quitar de mi nariz el perfume a incienso del bosque, o de mis retinas la imagen de los morteros o de las sierras iluminadas por la luna llena.
No se cansan mis oídos de escucharnos cantando, riendo compartiendo momentos. Mis pies de recorrer el terreno, mis manos de sentir las suyas y toda la energía que generamos juntas.
Y llueve, y llueven recuerdos, y llueven imágenes, y llueve el deseo de volver ahí, y llueve también la certeza de saber que siempre estamos yendo ahí, a buscarnos unas a las otras, a darnos fuerza y a apoyarnos en la telaraña que tejimos.
Y en medio de esta lluvia de emociones, también llueve en mis ojos, y en mi garganta se amuchan las nubes de una tormenta. Porque “El cristal de mi corazoncito vibra con amor, crece con amor, vive con amor”.
Y es uno de mis mayores deseos, que siga lloviendo así.
Tal vez parte de ese encantamiento se deba a que ahí asumí un compromiso importante, y comencé, o mejor dicho continué un camino que ya había empezado el día que escuché por primera vez esa voz pronunciando mi nombre.
Siempre supe que pertenecía a ella, siempre supe que en algún momento, ella se manifestaría en mí, y que no me quedaría más remedio que liberarla.
Hoy llueve, y llueven recuerdos, sensaciones, olores, sonidos. Llueven deseos, y el poder y la magia y tantas otras cosas.
Pero inevitablemente mi alma me regresa a ese hermoso lugar, inevitablemente una y otra vez mi mente se inunda de una lluvia de deliciosos momentos, de risas compartidas, de cercanía, hermandad, ilusión y ansiedad.
Y vuelvo a ser una, y vuelvo a ser todas, y las siento como parte de mi, y me siento parte de todas.
Y soy aprendiz, y soy Diosa, y voy caminando, y trepo, y recojo hierbas en la sierra y absorbo el sol en la piedra.
Imposible quitar de mi nariz el perfume a incienso del bosque, o de mis retinas la imagen de los morteros o de las sierras iluminadas por la luna llena.
No se cansan mis oídos de escucharnos cantando, riendo compartiendo momentos. Mis pies de recorrer el terreno, mis manos de sentir las suyas y toda la energía que generamos juntas.
Y llueve, y llueven recuerdos, y llueven imágenes, y llueve el deseo de volver ahí, y llueve también la certeza de saber que siempre estamos yendo ahí, a buscarnos unas a las otras, a darnos fuerza y a apoyarnos en la telaraña que tejimos.
Y en medio de esta lluvia de emociones, también llueve en mis ojos, y en mi garganta se amuchan las nubes de una tormenta. Porque “El cristal de mi corazoncito vibra con amor, crece con amor, vive con amor”.
Y es uno de mis mayores deseos, que siga lloviendo así.
La lluvia es siempre nuestra aliada, para esos retornos imaginarios y para nutrirnos de lo construido, besos ondina
ResponderEliminarLa lluvia pueden ser lagrimas o recuerdos que humedecen el alma quebradiza por la sequia. Muy bien logrado!
ResponderEliminarLa lluvia de recuerdos siempre termina en una gran tormenta y lluvia de lágrimas.
ResponderEliminarExcelente texto! Andrea
Bife
Si no se me hiciera tarde...
ResponderEliminarGracias a todos, luego les respondo con detalle a cada uno.
LA LLUVIA ES TERAPIA DEPURADORA
ResponderEliminarCAMINAR LENTO BAJO LA LLUVIA
RESPIRAR PROFUNDO ....
Y SI ES EN BUENOS AIRES ......
ES UNA TINTORERIA DE LA CONCIENCIA
Uy,bueno voy con las respuestas uno a uno:
ResponderEliminarDjuna
La lluvia y la luna son las varitas mágicas para traer a la vida todos nuestros recuerdos ¿no?
Y me encantó el título de Ondina, algo de eso tiene que haber por ahí!
Kantauri:
Qué poético el comentario, muchas gracias por tus palabras.
Bife ¡Muchas gracias!
Cachu:
Alguna vez dije: "voy a caminar bajo la lluvia" acá en San Luis. Y cuando llegué a casa, lo único en mi que no era agua, era lo que todavía no era en ese momento. Evidentemente me miraron como diciendo: LOCA!!!!... Sin embargo fue una de las mejores caminatas de mi vida, me sentí libre, limpia, y una gota más.
Muchas gracias
Andrea
Muy bien Andrea.
ResponderEliminarEn lo personal me parece fantastico encontrarte aqui leyendo lo que escribis.
La lluvia,el viento,forman un conjuto de cosas que se entremezclan con nuestras emociones mas profundas e intimas.
La lluvia es ,para mi,sinonino de melancolia,per tambien de renacimiento y resureccion,muy bueno,un abrazo,aguila59
Qué linda descripción de un momento tan importante para vos!!
ResponderEliminarMe gustó mucho eso de que la lluvia y la luna son varitas mágicas para traer recuerdos. Y lo comparto.
Hola:
ResponderEliminarAguila:
Gracias por prestarme ojos. ¿Sabés? yo creo que voy a contramano con el 95% de la humanidad con respecto a lo que me despiertan los fenómenos climáticos. Debe ser mi parte de Rebelde "sin pausa" e inconformista genuina que me empuja a sentirme feliz en la lluvia, con la cabeza libre cuando hay viento y totalmente desconcertada cuand brilla mucho el sol...
Tal vez será mi parte ondina, que me impulsa a creer que después de la lluvia hay un arcoiris y que al final del arcoiris, los duendes guardan un tesoro sólo para mi... ¿no?
Alita: gracias!! Y sí, yo las siento así... qué bueno que no soy la única.
Besos!